sábado, 4 de septiembre de 2021

Vandalismo que no cesa

 

         Calificar de vandalismo hechos delictivos que pueden tener otra tipificación, no deja de ser un eufemismo, sobre todo cuando se cometen contra monumentos que tienen la condición de “Bien de Interés Cultural”.

         Esto es lo que viene ocurriendo con el pilar de la Santísima Trinidad de Magallón que, tras su restauración por el Ayuntamiento de esa localidad, fue dotado de la iluminación nocturna que le proporcionaba unos proyectores de luz blanca que no duraron mucho, pues fueron robados, dejando el pilar sin iluminación.


         El Ayuntamiento procedió a reponerlos, dotándoles en esa ocasión de un luz en tono azul claro que, de alguna manera, recordaba el encalado añil que en su día tuvo el pilar y lo resaltaba frente a los bolardos de la carretera. Pero, los focos han vuelto a ser robados y lo calificamos de robo y no de sustracción ya que para la comisión del delito ha sido necesario utilizar la violencia precisa para separar los focos de su alojamiento, aunque lo importante es que, como hemos señalado, la acción se ha perpetrado contra un bien cultural con la más alta calificación patrimonial.

         Hechos como el referido dan lugar a una gran sensación de tristeza al constatar que, junto a muchos ciudadanos honrados, conviven personas carentes de los más mínimos escrúpulos que actúan casi con total impunidad ya que, aunque fueran identificados, nunca serían castigados con una pena proporcional al daño moral que ocasionan, mucho mayor que el material.

        Agradecemos a Pedro Domínguez Barrios su comunicación y el envío de las imágenes que ilustran este artículo.



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