martes, 19 de octubre de 2021

Castillo de Jadraque

 

         Esta es la postal incluida en la serie “Castillos de España” en la que aparece el castillo de Jadraque (Guadalajara), ubicado sobre un cerro, elogiado por D. José Ortega y Gasset, desde el que se domina el valle del río Henares.


         El castillo fue construido sobre las ruinas de uno anterior por el cardenal Mendoza, con las características propias de la segunda mitad del siglo XV, cuando por encima de sus funciones militares primaban las de una residencia palaciega de representación.

         Se le conoce también con el apelativo de “castillo del Cid”, ya que, tras la muerte del cardenal fue heredado por su hijo D. Rodrigo Díaz de Vivar y Mendoza, creado primer conde del Cid.


         Sin embargo, algunos han querido identificar este castillo con el que, con el nombre de Castejón, que estaba sobre el Henares, aparece en el Cantar de Mío Cid y así lo recuerda una placa allí instalada.


         El primer conde del Cid estuvo casado dos veces y de su segunda esposa Dª. María de Mendoza tuvo dos hijas. La segunda (María de Mendoza) contrajo matrimonio con el primogénito del duque del Infantado, pasando el castillo a formar parte del patrimonio de esta casa.

         Fue arruinándose poco a poco, hasta quedar convertido en poco más que un montón de ruina, hasta que en 1899, fue adquirido por el Ayuntamiento de Jadraque.


         Desde ese momento, se intentó evitar que el castillo se perdiera definitivamente, pero no fue hasta 1959, cuando el Ayuntamiento con la contribución económica y personal de los vecinos acometió la consolidación de los muros. Poco se pudo hacer, debido a los escasos recursos disponibles y hasta la falta de materiales.

         En 1963, la Dirección General de Bellas Artes aprobó el proyecto presentado por los arquitectos D. José María Rodríguez Cano y D. José Manuel González Valcárcel por un importe ligeramente superior a las 100.000 pesetas para la realización de obras de conservación urgentes, consistentes en la retirada de escombros en la zona de la puerta de acceso, zanjas de cimentación  y recrecimiento de los muros de sillarejo.

         Pero fue en 2002, cuando se consiguió la inclusión de la restauración del castillo en los proyectos incluidos en el 1 % cultural que, en varias fases, supuso una inversión de cerca de seis millones de Euros.


         Las obras dieron lugar a numerosos problemas, dado que en el transcurso de las mismas se derrumbó uno de los torreones (ya restaurado), lo que se tradujo en el procesamiento del arquitecto director de los trabajos y del aparejador.


         Pero no fue el único problema, ya que los restos del patio renacentista que existía en la zona residencial de la fortaleza fueron llevados a León para su restauración y no fueron devueltos, al alegar la empresa encargada de los trabajos que no se le habían pagado, dando origen a un contencioso para dilucidar si el abono correspondía al Ayuntamiento o a la empresa a la que se habían adjudicado las obras de rehabilitación del castillo.



         En estos momentos, el castillo es como una gran carcasa vacía en su interior, dividido en dos grandes espacios rectangulares, separados por un gran muro.



         Se puede visitar el interior donde, en ocasiones, se celebran cenas medievales y otro tipo de espectáculos.










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