viernes, 28 de diciembre de 2012

Preparando una espectacular representación



            Cuando hace unos días publicamos un artículo sobre el antiguo retablo del convento de San Francisco e identificábamos la figura que aparece en el remate del mismo como la del Ángel protector de la ciudad, no podíamos imaginarnos la repercusión que iba a tener.
            Porque, a raíz de ello se ha puesto en marcha una interesante iniciativa encaminada a celebrar, como se merece, la fiesta del Ángel Custodio. Se pretende recrear una bonita ceremonia que, con finalidad diferente, se lleva a cabo en otras localidades: El descenso del ángel.






            Aquí va a tener características mucho más espectaculares, pues el ángel descenderá desde la cima del castillo y, tras una primera etapa en la torre de las campanas de Santa María, caerá en el Campo del Toro.






            Allí, estarán esperándole nuestras primeras autoridades, vestidas a la usanza del siglo XVI, para recibir esa corona que porta en sus manos el ángel. Se pretende, asimismo, que 500 niños ataviados con túnicas blancas se congreguen también en ese lugar, junto con todas las personas que deseen asistir, siempre vestidas con trajes apropiados.
            El resultado puede ser espectacular, especialmente por las dificultades que tiene el descenso, dada la pendiente que es preciso salvar y la gran distancia entre el origen y el punto de destino. No se nos escapa el riesgo existente, pero ahí precisamente radica el interés de la ceremonia, pues ante lo incierto del resultado final, la emoción está garantizada.






            Ya han sido encargados los materiales precisos para la instalación del andarivel por el que descenderá el ángel. Debido a la complejidad que entraña su montaje, se ha decidido, de manera muy acertada, que se hagan cargo del mismo todos los borjanos que prestaron servicio en la Armada, donde estas técnicas son de uso frecuente.





            Sin embargo, lo más complicado ha sido elegir a la persona que asumirá la representación del ángel. Aunque pueda parecer sorprendente ha habido varios voluntarios.





En un principio se había pensado en un gran deportista relacionado con la principal oferta turística de nuestra comarca pero, al final, se ha optado por una abnegada religiosa que ha aportado como mérito el haber actuado como ángel en la representación de un auto sacramental. No es lo mismo, pero al menos demuestra una indudable preparación para vestir la túnica y las alas, propias del personaje.
            Si la experiencia tiene éxito, como estamos seguros que ocurrirá, para los próximos años, cada familia podrá proponer al miembro de la misma del que deseen deshacerse, lo que incrementará el sentido participativo de la celebración.
            Comoquiera que el acto tendrá lugar el 2 de octubre, fiesta de los Ángeles Custodios, queda el tiempo suficiente para enriquecer la iniciativa con nuevas sugerencias y para realizar los ensayos necesarios para lograr la máxima espectacularidad, de manera que podamos contar con un nuevo atractivo turístico de carácter singular: “El descenso del ángel” en los años en que finalice con éxito o “La caída del ángel” cuando las circunstancias lo impidan.


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