Con motivo de las fiestas de Borja, ha sido concedida la medalla de oro de la ciudad a los “Danzantes de San Bartolomé”.
Ofrecemos aquí, la imagen más antigua que se conserva de uno de sus integrantes. Se trata de la fotografía de Serafín López Lajusticia, abuelo de Serafín Lacleta López, la persona que durante 49 años mantuvo esta tradición. Está fechada en la década los años ochenta del siglo XIX y el interés de la misma radica en el traje que viste. Como puede apreciarse lleva camisa blanca, con pañuelo al cuello, a manera de corbata y en la cabeza el pañuelo característico de la gente de Borja, en aquellos momentos. No era el cachirulo que ahora se ha impuesto, sino uno pañuelo liso con el que se formaba un rodete, metiendo las puntas, sin anudar, bajo el mismo.
En Borja han existido varios grupos de danzantes. El de San Bartolomé, probablemente, comenzó a actuar en el siglo XIX. Conocíamos ya las características de su indumentaria por la descripción que, de la misma, aparece en el librito que se editó con motivo del I Centenario de la Virgen de la Peana, en 1889. Allí se afirma que visten “pantalón blanco en cuerpo de camisa, pañuelo de seda por corbata, con nudo o sortija; otro pañuelo de igual clase a la cabeza y arco de flores en forma de bandolera”. Pues bien, este traje es el que ha perdurado hasta nuestros días, sin el pañuelo a la cabeza y sin el arco de flores, felizmente recuperado hace unos años.
Lamentablemente, en 1989, una investigadora incitó a la cofradía para “inventarse” un nuevo traje con sayetas que nunca lucieron. Adujo como excusa “el descubrimiento de un documento de 1783” en el que se hablaba del mismo. Pero el “documento” era una descripción publicada en el Boletín Informativo de nuestro Centro, nº 25 de 1982, que hacía referencia a otro dance, el de la cofradía de Las Llagas, desaparecida en el siglo XX.
Afortunadamente, en la actualidad coexisten los dos trajes, el auténtico (con pantalón) y el “inventado”. Lo que parece un contrasentido, ha servido para mantener una tradición que se vio amenazada por la irrupción de personas de buena voluntad, pero sin los conocimientos suficientes de cada localidad.