En el término municipal de Borja se conserva una obra hidráulica de singular importancia que es prácticamente desconocida, aunque se encuentra ubicada en las proximidades del casco urbano.
Fue D. Federico Bordejé el primero que llamó la atención sobre la misma, en la primera mitad del siglo XX, manifestando su opinión de que se trataba de una construcción romana. En opinión del gran erudito, no cabía la menor duda de que se trataba de una obra destinada a represar las aguas, lo que era corroborado por la propia toponimia, ya que la partida correspondiente al vaso de la presa sigue siendo conocida con el término de “La Laguna”.
Por otra parte, no existe constancia documental ni la más mínima referencia a la existencia de una presa de estas características en época medieval ni, por supuesto, en siglos posteriores. Concluía, por lo tanto, considerando la posibilidad de que se tratara de una construcción romana, al igual que otras obras hidráulicas existentes en los alrededores de nuestra ciudad. Alimentada por las aguas de Sopez que, más tarde, sirvieron para regar el término del mismo nombre, el embalse que la presa creaba era de una superficie considerable, en torno a 30 Ha. Su emplazamiento cercano a la antigua Bursao, cuyo perímetro llegaba hasta la plaza de San Francisco, modificaría sustancialmente el aspecto del entorno urbano, dulcificando la aridez que ahora lo caracteriza.
Parte superior de la presa |
Por otra parte, no existe constancia documental ni la más mínima referencia a la existencia de una presa de estas características en época medieval ni, por supuesto, en siglos posteriores. Concluía, por lo tanto, considerando la posibilidad de que se tratara de una construcción romana, al igual que otras obras hidráulicas existentes en los alrededores de nuestra ciudad. Alimentada por las aguas de Sopez que, más tarde, sirvieron para regar el término del mismo nombre, el embalse que la presa creaba era de una superficie considerable, en torno a 30 Ha. Su emplazamiento cercano a la antigua Bursao, cuyo perímetro llegaba hasta la plaza de San Francisco, modificaría sustancialmente el aspecto del entorno urbano, dulcificando la aridez que ahora lo caracteriza.
La presa por su interior |
Nunca se ha realizado un estudio de esta obra, ni se han realizado excavaciones, por lo que la datación de la misma en época romana no se asienta sobre datos fehacientes. Pero lo cierto es que, en un lugar perfectamente accesible, se puede encontrar esta obra monumental, construida en tierra, de 425 metros de longitud, unos 20 metros de anchura, y una altura considerable, a pesar de la colmatación del vaso por los sedimentos. En el centro de la misma se aprecia la rotura que, de manera accidental o intencionada, provocó el abandono de la misma y la utilización del lugar hasta entonces anegado como nuevas tierras de cultivo.
Desde aquí queremos dejar constancia de su existencia, con la esperanza de que, en algún momento, se realicen los estudios necesarios para la correcta datación de tan significativa obra.
La presa por su exterior |
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