Con motivo de la proyección en Aragón Televisión de la serie sobre los Borgia, un equipo de redactores se desplazó hasta nuestra ciudad con el fin de conocer la relación histórica de esa gran familia con Borja.
El Presidente del Centro de Estudios Borjanos participó en la grabación de un reportaje, emitido ayer en “Aragón en abierto”, en el que resaltó diferentes aspectos de esta vinculación, desde que, en 1238, salieron los primeros Borjas para la conquista del reino de Valencia, donde se establecieron.
El Presidente insistió en el carácter valenciano de esta familia que luego pasó a Italia, aunque su apellido recordó siempre su origen en la ciudad que les dio nombre.
Comentó la introducción de la vaca en las armas de Borja, a finales del siglo XVII, como elemento parlante que venía a poner de manifiesto que esa “vaca” había sido la madre del “buey” o “toro” que formaba parte de las armas de la familia. Esta pieza no figuraba en escudos anteriores, como el conservado en el Museo de la Colegiata que lleva fecha de 1560.
Recordó el segundo matrimonio de Juan II, III duque de Gandía y padre de San Francisco de Borja, en la vecina localidad de Fréscano. En el magnífico palacio renacentista de los vizcondes de Ébol se celebraron los esponsales entre el duque y Francisca de Castro Pinós, hermana del vizconde, con la que tuvo doce hijos que vinieron a sumarse a los siete del matrimonio anterior.
Precisamente, una rama de este segundo enlace vino a establecerse en Borja, tras el matrimonio de un nieto de su sexta hija, Leonor de Borja con María de Vera y Torrellas, de cuya unión nació, en 1629, Hipólita Gurrea y Vera, condesa de Castellflorite, fallecida en 1709, con la que extinguió aquí la sangre de una familia que había dado nombre a dos pontífices, a un santo y a destacados personajes de la historia universal. Por este motivo, el Centro de Estudios Borjanos le dedicó una lápida en el III centenario de su fallecimiento.
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