miércoles, 19 de septiembre de 2012

La capilla de San José en el claustro de la colegiata de Borja



            Tradicionalmente, hemos venido manteniendo que las capillas existentes en el claustro de la colegiata de Santa María de Borja habían sido construidas por las distintas cofradías de la ciudad, a partir del siglo XVII. Sin embargo, tras las investigaciones efectuadas por D. Alberto Aguilera esta afirmación se ha revelado falsa.





En el siglo XVI ya se edificaron varias. La primera fue la que ahora está dedicada a San Isidro, pero poco después se levantó la del Descendimiento, en este caso rompiendo los muros de una panda del claustro, por lo que, cabe deducir, que el aspecto original del mismo se mantuvo durante un corto período de tiempo.





            Hoy publicamos una serie de fotografías de Enrique Lacleta sobre la capilla de San José, la cual se ha vinculado, habitualmente, a la cofradía que, bajo la misma advocación reunía a carpinteros, cuberos, torneros, herreros, albañiles y hojalateros. Ha sido el citado historiador quien ha localizado en el Archivo de Protocolos Notariales el instrumento de fundación de la misma, fechado el 24 de abril de 1625. Se trata de una concordia entre el cabildo de la colegial y cinco vecinos de Borja, todos ellos relacionados con el sector de la construcción, entre los que destaca Domingo de Aroza menor, perteneciente a una dinastía de albañiles y responsable de la edificación de buena parte del convento de agustinos y de otras muchas obras citadas en un artículo que se publicará próximamente. Su padre, también llamado Domingo de Aroza había sido el autor, junto con Gonzalo Cisneros de la celosía existente en la antigua iglesia parroquial de San Miguel, actual Museo Arqueológico, por lo que hay que rechazar la condición de moriscos que algunos autores atribuían a los responsables de esa importante obra.





            Al fundarse la cofradía, el cabildo le cedió una capilla preexistente en el claustro, bajo la misma titularidad. Asimismo, les concedió un patio anexo para edificar la sacristía y un lugar frente a la capilla para hacer un carnerario en el que enterrar a los miembros de la misma.
            Poco después acometieron obras de ampliación. Conocemos que, en 1629, el ayuntamiento se opuso a que las mismas invadieran la calle contigua, invitando a que se alcanzara un acuerdo con Miguel de Funes, para que les cediera un trozo de la huerta qe tenía en aquel lugar.





            Hacia 1642 se encargó el actual retablo, cuyos lienzos fueron realizados por Jacinto Navarro, un modesto pintor vecino de Mallén. Para realizar la imagen central le entregaron, como modelo, una estampa que Alberto Aguilera ha identificado como un grabado del alemán Johann Heinrich Löffler. En ella aparece la Sagrada Familia y, sobre ella, la Santísima Trinidad.





            La escasa competencia del autor se pone de manifiesto en la forma en que fue resuelta la escena y en detalles como el perceptible “arrepentimiento” que se advierte en uno de los brazos de San José, dando la impresión de que el Santo Patriarca posee tres. A pesar de ello, Navarro realizó otras obras en nuestra ciudad, concretamente en la iglesia de San Bartolomé, en el convento de agustinos y en la propia colegiata.






            El rejado original de la puerta, que no es el actual,  fue realizado, en 1643, por el albañil Miguel de Araiz, un curioso personaje implicado en varios delitos, entre ellos un asesinato llevado a cabo en 1624.






           
            Finalmente, en 1647, se construyó la sacristía, siendo sus autores Miguel de Aroza y Domingo Ibáñez. Miguel era el segundo hijo de Domingo de Aroza mayor y su biografía ha podido reconstruirse. Sin embargo, de Domingo Ibáñez los datos son mucho más escasos.




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