lunes, 4 de febrero de 2013

Bodegas de Talamantes



            Guillermo Carranza nos ha remitido una serie de fotografías, realizadas recientemente, de las bodegas de Talamantes que, por la belleza de su emplazamiento con las peñas de Herrera al fondo, constituyen un conjunto de gran interés, a pesar de que muchas de ellas se encuentran abandonadas, especialmente las más alejadas de casco urbano.




            Excavadas en las laderas de un cerro, en diferentes niveles que, en algunos puntos llegan a ser cinco, su tipología difiere de las de Maleján, a las que hacíamos referencia en un artículo anterior.



        
     No disponen de porche a la entrada, sino que la misma se efectúa a través de una estructura de mampuesto, adosada a la ladera, en el centro de la cual se dispone la puerta con dintel de piedra, rematado por un frontón triangular, cubierto con lajas de la piedra arenisca roja, característica de la zona.




            Destacan las esbeltas chimeneas o lumbreras, con las aberturas para introducir las uvas orientadas al norte. Aunque la mayoría son cónicas, hay algunas de forma diferente en origen o porque fueron modificadas posteriormente.



    
        Suelen ser de tamaño reducido y de características comunes a las de otras zonas, aunque, en ocasiones, algunas estancias se refuerzan con muros de mampuesto.






             El incendio que el pasado verano arrasó la zona llegó hasta las bodegas, quemando toda la vegetación y afectando, incluso, a algunas de ellas.
            Talamantes es una localidad que cuenta con una activa asociación cultural que, en perfecta sintonía con el ayuntamiento, ha impulsado numerosas iniciativas, entre las que destaca su Semana Cultural, de larga tradición. También ha mostrado una especial sensibilidad hacia el Patrimonio Cultural. Es por ello, por lo que concebimos la esperanza de que, entre sus proyectos futuros, incluya la recuperación de alguna de estas bodegas con el fin de salvaguardar lo que, en definitiva, forma parte tanto del patrimonio material como inmaterial del municipio. No es una empresa complicada, pues, en algunos casos, bastaría con limpiar el interior y reponer la puerta.



            El esfuerzo merecería la pena, añadiendo un nuevo atractivo a un municipio que siempre aconsejamos visitar, sin que nadie se sienta defraudado



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