Cuando
el pasado año, la Editorial Linteo editó las cartas inéditas de María Zambrano
a Gregorio del Campo, con una amplia introducción de María Fernando Santiago
Bolaños, todos los medios de comunicación se hicieron eco de lo que, en gran
medida, constituía la revelación del romance desconocido de la escritora con un
joven oficial de artillería, nacido en nuestra comarca.
Porque,
Gregorio del Campo Mendoza, era hijo de D. Pablo del Campo Alvarado, un
fundidor de campanas que se estableció en Ambel, localidad en la que vino al
mundo Gregorio, el 12 de marzo de 1901.
Gregorio
ingresó en el Cuerpo de Artillería, cuya academia se encontraba en Segovia.
Allí, siendo un joven alférez conoció a María Zambrano con la que estuvo a
punto de casarse y con la que, según revela María Fernanda Santiago, tuvo un
hijo que murió poco después de nacer.
Luego,
sus vidas siguieron caminos diferentes. María Zambrano contrajo matrimonio con
el historiador y diplomático Alfonso Rodríguez Aldave. Comprometida con la II
República, su largo exilio tras el final de la guerra finalizó con el regreso a
España en 1984; tres años antes había recibido el Premio Príncipe de Asturias de
Comunicación y Humanidades, falleciendo en Madrid el 6 de febrero de 1991.
Más trágico fue el
destino de Gregorio, ya que, detenido en Zaragoza al comienzo de la guerra
civil, fue fusilado en Pamplona el 6 de septiembre de 1936. Era entonces
Capitán de Artillería y, en Mahón, quedaron su esposa, con la que se había
casado el 6 de marzo de 1934 y una hija de 14 meses.
De su relación con
María Zambrano han quedado las 70 cartas que María le envió durante los años
que duró su relación, cuidadosamente conservadas por su madre durante muchos
años, lo que ha hecho posible la publicación de esta obra que recomendamos a
todos nuestros lectores.
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