Aprovechando
sus Jornadas Culturales, volvemos de nuevo a Ambel. En esta ocasión para tratar
sobre su antiguo lavadero y lo hacemos con las aportaciones de Guillermo
Carranza, de Enrique Lacleta y de Pedro Domínguez. El primero de ellos elaboró
una completa ficha del mismo con destino al trabajo que está realizando sobre
hidráulicas en la cuenca alta del Huecha. A Enrique y Pedro también les llamó
la atención y lo fotografiaron durante la marcha senderista Escornabueyes.
Está
situado a la entrada de la población y tiene forma rectangular, de 15 metros de
largo por 6,50 de ancho, con un pequeño anexo, al que nos referiremos después,
ocupando una parcela de 99 metros cuadrados.
Fue
construido en 1931 sobre la acequia de Morana que le proporciona el agua
necesaria. Ese lugar ya era utilizado, anteriormente, para el mismo fin, como
puede atestiguarse en los planos parcelarios de 1920.
En
2007, fue rehabilitado como ha ocurrido en otras localidades de nuestra zona,
aunque estas construcciones no cumplen ya el cometido para el que fueron
levantadas. En este caso se reemplazó la cubierta que, en la actualidad, es de
viguetas prefabricadas de hormigón, con vertiente hacia el noreste.
Se
abre hacia el levante con tres pilares sobre los que se apoya la cubierta. La
zona de lavado está placada con lajas de arenisca roja de Tabuenca, colocadas
al nivel de la acequia, por lo que era preciso lavar “de rodillas”. Por eso,
para facilitar el trabajo, se dispuso un hueco, en el lateral abierto, que
permitía hacerlo de pie.
El
anexo al que hacíamos referencia anteriormente es un pequeño espacio destinado
a retrete, algo poco habitual en este tipo de instalaciones. Hoy puede
resultarnos sorprendente este modelo de evacuatorio que, sin embargo, era el
habitual en muchas viviendas, hasta mediados del siglo XX. Estaban constituidos
por una simple bancada en la que se abría un orificio, con tapadera de madera,
que vertía al corral o, como en este caso, a la acequia, después de atravesar
la zona de lavado. Para facilitar la ventilación, en este caso vemos que
dispone de un vano con una tosca celosía.
El
lavadero formaba parte de un complejo hidráulico dependiente de la acequia antes
citada que estaba integrado por una balsa de reserva de agua y dos abrevaderos,
todo ello ya abandonado.
No hay comentarios:
Publicar un comentario