Con
motivo de una de las fases de rehabilitación de la iglesia parroquial de Ambel,
realizada en 2007, se llevó a cabo una excavación, bajo la dirección de los
arqueólogos D. Alfredo Blanco y D. José Luis Cebolla. En el transcurso de la
misma aparecieron numerosos restos humanos, ya que las iglesias fueron hasta el
siglo XIX el lugar de enterramiento habitual. Aunque había algunas tumbas
individuales, la mayor parte de ellos se encontraban mezclados en el subsuelo,
como puede apreciarse en el punto señalado de la fotografía superior. La mayor
parte de ellos, fueron depositados en el Museo de Zaragoza.
Ahora,
a través de la página web del museo (www.museodezaragoza.es),
hemos tenido conocimiento de dos investigadores de la Universidad de Durham
(Reino Unido), la Dra. Betina Jakob y D. Joe W. Walser, los han estado
examinando durante las dos primeras semanas del pasado mes de julio.
Durante
esos días han examinado los restos de 41 personas, desde el punto de vista
antropométrico y paleopatológico, obteniendo muestras para la realización de
análisis de laboratorio. Los trabajos se inscriben dentro de un estudio mucho
más amplio que incluye otros países europeos y tiene como objetivo conocer las
características de la población rural de una zona del interior peninsular.
Los
resultados de la investigación serán dados a conocer en su momento pero, por el
momento, en la web del museo se adelantan algunos datos. En general, los restos
analizados corresponden a personas de baja estatura y complexión no demasiado
robusta y, en algunos casos, con deficiencias nutritivas. Uno de ellos padeció
paludismo, una enfermedad no demasiado extraña en esta zona, pues se dieron
casos hasta el siglo XIX, favorecidos por la existencia de albercas para el
cáñamo que contribuían a la proliferación del mosquito del género Anopheles, vector de esta dolencia.
También han aparecido evidencia de enfermedades tiroideas, sinusitis, problemas
buco-dentales y artrosis, así como malformaciones óseas y fracturas
consolidadas.
Esta
información viene a poner de manifiesto el interés de las excavaciones
arqueológicas y el depósito de los restos encontrados en el Museo donde pueden
ser consultados por investigadores que lo solicitan. Por otra parte, a través
de esos restos óseos que, para algunos, no tienen trascendencia, se pueden
obtener conclusiones de gran importancia cuando son analizados por personal
cualificado.
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