El
pasado día 21 de julio dimos cuenta de la existencia en un huerto de nuestra
ciudad de un capitel que, desde el primer momento, los arqueólogos del Centro
consideraron que tenía un interés singular. En aquellos momentos se barajó la
hipótesis de que fuera un capitel islámico, procedente de la antigua mezquita
de Borja.
Ahora, acabamos de
recibir el informe preliminar emitido por D. Isidro Aguilera Aragon que viene a poner de manifiesto que su
importancia es aún mayor pues, tras un concienzudo estudio, se ha podido llegar
a la conclusión de que el capitel perteneció con toda probabilidad a una
iglesia, construida a finales del siglo VI o a lo largo del siglo VII. Por lo
tanto, se trataría de un templo visigodo,
lo que supone un dato trascendental no solo para Historia local si no
para los estudios de este periodo tan oscuro.
Se trata de un capitel
corintizante que tiene una sola corona de ocho hojas muy esquemáticas, de tal
forma que semejan palmas cuando en
origen son hojas de acanto muy simplificadas, como corresponde a ese momento.
Es una obra hecha en roca de yeso local por canteros locales y estuvo sostenida
por una columna exenta, por lo que es muy probable que perteneciera a una
iglesia de tres naves siguiendo el prototipo de las basílicas romanocristianas.
Ya teníamos documentada
la permanencia de población en Borja, durante el periodo visigodo, a través de
cerámicas, metales y enterramientos, pero es la primera vez que se constata la
presencia de un edificio monumental en nuestra ciudad, lo que nos indica la
pujanza del grupo humano que habitó aquí y que fue capaz de erigir una iglesia
de estas características y con detalles decorativos de calidad.
En cualquier caso, se
trata de un ejemplar único en Aragón y plantea numerosos interrogantes sobre el
emplazamiento de la iglesia a la que perteneció ya que cabe la posibilidad de estuviera
ubicada en el mismo lugar, donde posteriormente se edificó la parroquia de San
Bartolomé ya que esa zona se encontraba dentro del perímetro de la antigua Bursao, cosa que no ocurre con Santa
María, situada extramuros.
Es significativa la
titularidad de la iglesia ya que los apóstoles, junto con las mártires locales
y la Virgen fueron las advocaciones preferidas en los templos primitivos.
Por otra parte, pone de
manifiesto la existencia en la Bursao
visigoda de una elite dirigente con capacidad económica suficiente para costear
obras de tal magnitud. Ello enlazaría con la tradición del conde visigodo
Casio, convertido al islam en 715 que viajó a Damasco para abrazar la nueva
religión en presencia del propio califa, a cambio de importantes beneficios
personales.
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