En
la partida de Vulcafrailes, término municipal de Borja, tras el cabezo de El
Redondillo y muy próximo a la Estanca, se encuentra este pequeño abejar que, como en la inmensa
mayoría de los abejares de nuestra zona, la cubierta se ha perdido por completo
y su supervivencia está seriamente amenazada, por lo que queremos dejar
constancia de su existencia antes de su completa desaparición.
Su capacidad era de 36
colonias, distribuidas en tres hiladas separadas por listeles de ladrillo, la
más alta coronada por el alero también de ladrillo, del que quedan dos hiladas.
Como peculiaridad,
tiene en su alzado posterior o norte, tres potentes contrafuertes de
mampostería, que no han servido para impedir la ruina del edificio.
Pero lo más singular es
la existencia de un conducto cerámico cilíndrico en cada uno de los muros norte
y sur, para disponer de ventilación cruzada.
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