Con
motivo de las VII Jornadas Internacionales de Estudio de la Orden del Santo
Sepulcro, tuvimos la oportunidad de visitar la parroquia de San Miguel, en la
Seo de Zaragoza, conocida con el nombre popular de “La parroquieta”, un espacio
que, para nosotros, reviste especial significado ya que allí se encuentra el
magnífico sepulcro del arzobispo D. Lope Fernández de Luna que, en el siglo
XIV, fue señor de Borja.
Allí
fuimos atendidos por el párroco D. Gregorio Forniés quien, con la ayuda de
excelentes medios audiovisuales, fue explicando las características
arquitectónicas de este espacio que merece la pena visitar.
Construido
por el arzobispo D. Lope Fernández de Luna, como capilla funeraria, se cubre en
la zona del presbiterio con una excepcional cúpula de mocárabes que, muy
probablemente, formaba parte de la antigua mezquita, al igual que el muro
exterior, por lo que la obra impulsada por D. Lope se efectuó reaprovechando
estructuras anteriores, como viene a poner de poner de manifiesto una lectura
desapasionada, refrendada por hallazgos arqueológicos recientes.
Pero,
al margen de la polémica que sigue rodeando la construcción de la actual
parroquia, lo que queremos destacar es el hecho de que allí se encuentra el
sarcófago del que fuera señor de Borja, entre 1375 y 1382.
El
arzobispo D. Lope Fernández de Luna accedió a la propiedad de la entonces villa
de Borja, por compra efectuada a Bertran du Guesclin, al que le había sido
concedida por Pedro IV el Ceremonioso como muestra de gratitud por el apoyo
dispensado durante la llamada “guerra de los dos Pedros”, siendo creado al
mismo tiempo el condado de Borja y Magallón. Al ser nombrado condestable de
Francia, Bertrand du Guesclin se deshizo de estas propiedades, siendo
autorizada su enajenación por el monarca el 11 de marzo de 1375, a favor del
arzobispo cesaraugustano que abonó la cantidad de 27.000 florines de oro.
El
26 de enero de 1376, siendo Justicia Antón del Castellar, recibió D. Lope el
homenaje de todos los habitantes de Borja, congregados al efecto en la iglesia
de Santa María. Dada la importancia estratégica de la población, el monarca
seguía conservando ciertos privilegios que, en 1378, cedió al arzobispo por la
suma de 25.000 florines.
En
1382, D. Lope hizo donación de Borja a su hermana Dª Toda Pérez de Luna a
quien, en 1385, el rey reclamó la entrega de la villa, a la que su legítima
propietaria se opuso, suscitándose un contencioso en virtud del cual podría
continuar con su posesión hasta que la corona no le abonara la cantidad desembolsada
por su hermano para la adquisición, cosa que finalmente se llevó a cabo, de
manera que, el 2 de septiembre de 1385, tomaba posesión de la villa D. Bernardo
de Fortiá, hermano de la reina Dª Sibila, esposa de Pedro IV, el cual la retuvo
hasta que, por decisión de Juan I, le fueron confiscados todos sus bienes,
siendo entregada Borja a la reina Dª Violante.
También
tuvimos oportunidad de conocer la cripta existente bajo el presbiterio que,
probablemente, acogió los restos mortales del arzobispo, cuyo sepulcro,
actualmente ubicado bajo un arcosolio, pudo estar emplazado en el centro de la
capilla. Hasta hace muy poco, este lugar era utilizado como carbonera y ha sido
el empeño personal del párroco el que ha hecho posible su recuperación. Estamos,
por lo tanto, ante un conjunto de singular interés, como hemos señalado, que
sigue planteando numerosos interrogantes.
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