La
exposición inaugurada ayer ha supuesto un considerable esfuerzo, por parte del
equipo encargado de su instalación, bajo la dirección de D. Alfonso Marco. Pero
es preciso destacar, asimismo, la colaboración dispensada por muchas personas e
instituciones para reunir las escasas piezas conservadas, relacionadas
directamente con nuestro ferrocarril, y otras muy ilustrativas del mundo del
ferrocarril en aquella época.
La
exposición se abre con la lápida que, el mismo día de la inauguración del tren,
en 1889, fue dedicada a D. Juan Salvador Herrando, el hombre que hizo posible
el cambio experimentado en Borja, a finales del siglo XIX. En la placa que se
conservaba en la antigua Sala de San Roque de la Casa Consistorial se hace
constar expresamente su contribución a la llegada del ferrocarril.
Una
de las piezas más importantes está constituida por los diferentes volúmenes del
proyecto original, en el que se detallan todos los datos relacionados con el
mismo, desde el trazado hasta sus costes, pasando por los diseños de las
diferentes estaciones. Ha sido cedido por la Fundación de los Ferrocarriles
Españoles y el M. I. Ayuntamiento de Borja ha asumido el coste de todos los
seguros y, también, el de la reproducción digital de proyecto que fue una de
las condiciones para la cesión.
También
llaman la atención las reproducciones de las máquinas de vapor, realizadas el
pasado siglo en Agón, por el competente artesano D. Sandalio Lajusticia. Las de
mayor tamaño estaban dotadas de motor de gasolina y eléctrico, pudiendo
circular sobre raíles, transportando a niños, como puede verse en algunas
fotografías. Hay que agradecer su cesión por parte de D. Juan Lajusticia Medina
y de su hermana.
También
es original la máquina de escribir de la estación de Borja, un interesante
modelo Yost, datada entre 1885 y
1887. La conservó la familia Ojeda y el Centro de Estudios Borjanos tiene el propósito
de restaurarla.
No
podía faltar una referencia a la segunda versión de Nobleza Baturra y a la famosa escena de Miguel Ligero, con su “Chufla,
chufla”. De hecho, esta secuencia de la película es la que, por el momento, nos
proporciona las únicas imágenes en movimiento del tren.
El
Museo del Ferrocarril de Vilanova i la Geltrú ha cedido muchas piezas de
interés, a través de las cuales podemos adentrarnos en las características de
aquellos ferrocarriles de vapor y del mundo que giraba en torno a ellos.
También ha colaborado la Asociación de Amigos del Ferrocarril de Calatayud,
donde se han montado una traviesa antigua con dos secciones de raíles a la
distancia que tenía en el trazado de vía estrecha. Detrás se expone un rail
original de Borja que se conservaba en la parroquia de Santa María. Aunque
teníamos dudas sobre el mismo, los especialistas han constatado que perteneció
al Cortes Borja, siendo uno de los pocos que han llegado hasta nuestros días.
Pero
hay muchas más cosas, fotos, libros, billetes, elementos de comunicación, de uniformidad
y materiales diversos, así como testimonios literarios y anécdotas diversas
recopiladas por Eva Frago. Desde aquí invitamos a todos nuestros lectores a visitarla,
ya que merece la pena,
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