Entre
los aficionados a la Filatélica hay un interés añadido por antiguas cartas con
sus correspondientes matasellos. No hemos prestado especial atención a este
tipo de coleccionismos pero, recientemente, hemos conseguido unas cartas que
llamaron nuestra atención por algún detalle concreto. La que reproducimos
arriba fue expedida desde Borja el 6 de febrero de 1937. Lleva el sello de
"Requeté Auxiliar de Aragón. Borja” y está dirigida al Administrador de Pelayos.
El
Carlismo, desde los inicios de la Guerra Civil, alistó sus Tercios de Requetés
que combatieron en los diferentes frentes de batalla. En la retaguardia
organizó el llamado “Requeté Auxiliar” que, en nuestra ciudad, contó con un
importante número de miembros con la misión de realizar labores de vigilancia,
cooperando con la Guardia Civil. Tenían su cuartel en la Glorieta que
posteriormente se llamó “Plaza del Requeté” y en la actualidad de los Fueros de
Aragón. Pelayos era una revista que
comenzó a publicar en San Sebastián la Junta Nacional Carlista de Guerra.
Dirigida a los niños, provocó la inmediata aparición de otra revista, Flecha, editada por Falange Española.
Tras el Decreto Unificación, ambas revistas infantiles se refundieron en la que
llevó por título Flechas y Pelayos
que subsistió hasta 1949, bajo la dirección de fray Justo Pérez de Urbel. La
carta que estamos comentando, tuvo que pasar, como era preceptivo, por la
Censura Militar en Zaragoza.
Estos
otros dos sobres fueron dirigidos por D. Juan Maiquez, Sargento del Parque de
Ingenieros del Cuartel General del Generalísimo a su esposa Dª Mercedes de
Azcárraga que residía en San Sebastián.
Fueron
expedidas desde Gallur, donde estaba destinada la Unidad a la que pertenecía el
citado sargento y sus sellos nos permiten conocer las distintas denominaciones
que le fueron adjudicadas.
Llamativamente,
se conservan las cartas y su lectura reviste especial valor, al tratarse de un
militar alejado de su mujer, a la que escribe todos los días, recordando a la
pequeña niña que ya tenían y haciendo proyectos de futuro. Son cartas
entrañables que no aportan datos referidos a la guerra, algo vedado por la
Censura Militar, pero sí la visión del autor sobre su entorno.
En
una de ellas se refiere a Gallur al que encuentra muy cambiado, pues cuando
llegó “estaba como el invierno, seco y feo” pero, en mayo cuando escribe, han florecido
los rosales de la estación y “está preciosa”. Por otra parte, “todo está verde
y frondoso y con muchas flores”, aunque se lamenta de esta descripción “algo
cursilona”.
No
estamos ante un autor anónimo desaparecido en el fragor de la guerra, ya que el
matrimonio tuvo varios hijos que, probablemente, se desprendieron de estas
cartas que ahora han llegado a nuestro poder.
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