En
nuestro recorrido por los castillos de la comarca, de la mano de las excelentes
fotografías realizadas por Enrique Lacleta, volvemos hoy a Magallón, localidad
a la que ya hicimos referencia con el artículo dedicado al interesante torreón
islámico situado en las inmediaciones de su casco urbano.
Hoy vamos a hacer
referencia a la torre de su iglesia parroquial, declarada Bien de Interés
Cultural porque se trata de la torre del homenaje de un antiguo castillo
situado en ese lugar, reaprovechada como campanario. La declaración citada
afecta únicamente a la torre, aunque todo el conjunto del templo reúne condiciones
suficientes para algún tipo de declaración, ya que se trata de un excepcional
ejemplo de las llamadas iglesias de planta de salón, de época renacentista, con
restos importantes de un templo medieval y una capilla barroca de gran belleza.
Retomando
el tema que no ocupa, debemos señalar que Magallón es la única localidad de
nuestra comarca que, junto con Borja, fueron posesión de la Corona durante la
mayor parte de su historia, por tratarse de dos plazas fuertes de singular
importancia para la defensa de esta zona de la Raya aragonesa.
Era bien conocida la
existencia de un castillo en el cerro de la Molilla, citado por Juan Bautista
Labaña que visitó el lugar a comienzos del siglo XVII, durante los trabajos
para la edición del primer mapa de Aragón. Entonces la fortaleza estaba ya
arruinada.
Fuimos nosotros los primeros en llamar la atención
sobre la posibilidad de que la torre de la iglesia hubiera formado parte del
conjunto defensivo, tanto por sus características exteriores, como por los
restos encontrados en el interior, como la antigua puerta situada a la altura
del órgano.
Posteriormente, fueron
apareciendo datos que hacían referencia a la existencia en el mismo cerro de la
Molilla de dos castillos. Así, en 2012, Álvaro Cantos Carnicer publicó en la
revista Castillos de Aragón, un
artículo con el título “La reforma de las fortificaciones de la frontera
occidental aragonesa en los inicios de 1357 según las instrucciones generales
de Pedro IV” en el que hacía alusión a esos dos castillos a los que se hace
mención expresa en la documentación consultada, donde se habla de abrir una
puerta en el muro que existía entre ambos. Asimismo, se señala la existencia de
un foso que los separaba de la parte posterior del monte, donde se habían
edificado casas que el rey mandó derribar para garantizar su mejor defensa.
Probablemente, los dos castillos que aparecen en el escudo de la villa hacen
referencia a esa circunstancia.
Adosados a la torre se
encuentran los restos de la cabecera de la antigua iglesia medieval, construida
parcialmente en piedra, a la que vino a
sustituir en el siglo XVI la actual, aunque con la orientación invertida, de
manera que el primitivo ábside se convirtió en el coro del nuevo templo, a los
pies de la nave central.
En un momento
indeterminado la torre del antiguo castillo quedó integrada en el templo,
siendo recrecida con un cuerpo de piedra para las campanas y, posteriormente,
otro de ladrillo.
En esta fotografía
puede verse con claridad el citado ábside junto a la torre, constituyendo uno
de los elementos definitorios del perfil urbano de la población que cuenta,
como en diversas ocasiones hemos señalado, un conjunto de edificaciones de
notable interés.
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