Que
Alfonso V de Aragón fue el monarca que, desde su real de Nápoles, otorgó a
Borja el título de ciudad el 2 de octubre de 1438, es algo bien conocido por
todos los borjanos. Sin embargo, suelen pasar desapercibidas las varias visitas
que, con anterioridad, había realizado a la entonces villa y los problemas
planteados en aquellas ocasiones.
La
primera de ellas tuvo lugar en 1425. El monarca que había permanecido fuera del
reino, desde 1420, había regresado en 1423 para apoyar a sus hermanos, los
infantes de Aragón, en el contencioso que mantenían con su primo Juan II de
Castilla y el valido D. Álvaro de Luna.
En
1425, Alfonso V reunió tropas con el propósito de entrar en Castilla por esta
zona, alojándose en Borja, desde donde ofreció al condestable D. Álvaro de
Luna, la entrega de Borja y Magallón, a cambio de la libertad de su hermano.
Afortunadamente, las negociaciones no llegaron a término, para alivio de los
borjanos que, en modo alguno, querían pasar a ser señorío de un extraño.
En
relación con esta estancia del rey de Aragón, hemos recibido una comunicación
de D. Javier Martínez, Director de la Escuela de Violeros de Zaragoza, el cual
nos informa de un documento que dio a conocer en su tesis doctoral. “El arte de
los violeros españoles, 1350-1650)” que reviste especial interés, como
testimonio de esa visita y del ambiente que le caracterizaba, un tanto ajeno a
las preocupaciones de la posible guerra.
Porque
se trata de una carta, carta escrita desde la villa de Borja, el 23 de julio de
1425, en la que encarga a Johan Comes, “mestre de fer instruments de zonar”,
unas arpas. El pedido se completa con los estuches de cuero negro encomendados
a Antonio Mestre y las cajas para llevarlas hasta la corte, encargadas al
carpintero Antonio Carbonell. En la misma carta se piden cuerdas,“una grossa de
cordes d´arpa”, a Domingo Benditxo, “mestre de cordes d´arpe”.
Queremos
agradecer a D. Javier Martínez, este dato, junto con la transcripción del
documento, recordando la búsqueda que compartimos en Xàtiva de una viola
representada en un retablo de esa ciudad y que, inicialmente, intentamos
localizar en el Museo de la Colegiata. No estaba allí, pero al día siguiente D.
Leandro José Galindo la encontró en el actual retablo de la iglesia del antiguo
convento de franciscanos. Como era imposible fotografiarla en el transcurso de
una celebración litúrgica, adquirimos la postal que reproducimos, enviándosela
a continuación.
Respecto
al tema que nos ocupa, debemos recordar que Alfonso V volvió a Borja en 1428,
1429 y 1430, estableciendo su real en esta última ocasión en Albeta. Después,
volvió a Nápoles en 1432, para no regresar nunca a Aragón. Allí vivió como un
príncipe del Renacimiento, unido sentimentalmente a Giraldona de Carlino, con
la que tuvo tres hijos y, posteriormente, con la bellísima joven Lucrezia
d’Alagna, de la que se enamoró perdidamente, hasta el punto de solicitar al
papa Calixto III, la anulación de su matrimonio con la reina Dª María de
Castilla que vivió la mayor parte de su vida, alejada de su legítimo esposo,
residiendo durante algunas temporadas en nuestra ciudad, como cámara de la
reina. Desde aquí encargó a un alfarero de Manises una vajilla para su casa. De
esa misma época se conserva un fragmento en el Museo Arqueológico que, quizás,
pudo pertenecer a uno de los platos que utilizó.
En
cualquier caso, esos encargos de instrumentos musicales o vajillas constituyen
curiosos testimonios de gustos y costumbres cotidianas que coexistían con las
tensiones y enfrentamientos familiares.
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