Ayer
comentábamos que el futuro historiador del Arte y fotógrafo, Luis Lajusticia,
había hecho donación al Centro de Estudios Borjanos de su primera colección de
postales sobre nuestra ciudad.
Se
trata de un conjunto de siete obras, en blanco y negro, que realmente nos ha
sorprendido porque ofrecen una visión completamente inusual de nuestro paisaje
urbano y de su entorno.
Las
postales llevan al dorso una explicación sobre los motivos retratados, pues no
a todas las personas les resultará fácil identificarlos. Hay en ellas un cierto
halo “bomarziano”, aunque por motivos evidentes también nos traen el recuerdo
de Lampedusa y el Gattopardo. No podía ser de otra forma, dado la máxima que
inspira la corriente a la que se adscribe el artista: “Que todo cambie, para
que todo siga igual”.
La
más impresionante es, sin duda, esta visión del pilar del Maco, recortándose
sobre la Vía Lactea. El árbol que parece abrazar el pilar nos trae el recuerdo
de aquella escena sublime de “Lo que el viento se llevó”, con Escarlata
gritando: “Nunca más volveré a pasar hambre”.
Preciosa
es también la visión de la Casa de la Estanca, reflejándose entre la niebla en
las aguas procelosas de la Estanca que se asemeja al lago Ness. Y, por
supuesto, es difícil ofrecer una visión más adecuada del paisaje del Santuario
de Misericordia que la de esta postal de Moncín, con la carretera retorcida
entre luces y sombras, realmente maravillosa para todos los que huimos de esas
imágenes edulcoradas y optimistas que, con tanta frecuencia, se nos transmiten.
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