Hubo
un tiempo, en el que una de las “atracciones” de nuestras ferias la constituía
un fotógrafo ambulante que se instalaba en la plaza de España, con su caballito
de cartón, un telón de fondo, y una arcaica máquina, inmortalizando a los niños
de la época, a lomos del caballo. Fernando Castellot nos ha enviado esta imagen
del citado fotógrafo, cuya identidad desconocemos pero que fue un asiduo
visitante de nuestra ciudad en los primeros años de la década de los cincuenta.
Lo
demuestra esta serie de imágenes que hemos rescatado del olvido, en todas las
cuales aparece el mismo caballo sobre idéntico fondo y, por lo que se deduce de
una de ellas, tampoco variaba su emplazamiento, junto a la sucursal del Banco
de Aragón en el Campo del Toro. Estamos seguros de que todos habrán
identificado a los guapísimos niños retratados.
Distinto
es el caballo, así como el fondo de esta otra fotografía que tiene como
protagonista a un apuesto jinete borjano y de la que no sabemos el lugar donde
fue realizada.
Estos caballitos de
fotógrafo merecieron que se les dedicara el monumento ubicado en la parte
posterior de la Lonja de Zaragoza, con el que se recuerda al fotógrafo Ángel
Cordero García que, durante muchos, realizaba allí fotografías a los niños
zaragozanos. El caballo se ha convertido en un referente y, en ocasiones, ha
sido objeto de intervenciones “artísticas”, como la que muestra esta otra
imagen.
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