Acabamos
de conseguir esta nueva postal de Gallur, que corresponde al nº 12 de una serie
de Ediciones DARVI de Zaragoza que está expedida en 1954, lo que nos ayuda a
datarla.
En
ella, aparece una vista del puente sobre el Ebro, desde el otro lado del río,
lo que nos permite hacer un comentario sobre una obra, realizada a comienzos
del siglo XX, que tuvo una enorme trascendencia para la localidad y su entorno.
En
Gallur, está documentada la existencia de un puente construido a finales del
siglo XIII, pero debió desaparecer en fecha indeterminada y lo que hubo en el
siglo XIX fue un puente de barca, un tanto precario. De ahí que el contar con
un puente estable fue una aspiración durante mucho tiempo, como se recoge en el
estudio más completo sobre esta obra que conocemos, el artículo de Antonio
Capapé, publicado en el Programa de Fiestas de 2016.
Los
estudios se iniciaron en 1871 y, en principio, se pensó construir un puente de
tablas, lo que provocó un rechazo generalizado entre los vecinos de la
localidad. Finalmente, se optó por levantar un puente metálico, siguiendo una
tendencia generalizada en aquella época. El proyecto fue del ingeniero D. José
Menéndez y las obras comenzaron en 1898, finalizando en 1902, teniendo lugar su
inauguración el 1 de octubre de ese año, aunque no se pudo transitar por él,
hasta dos años después.
El
puente tenía originalmente dos pilas y dos estribos, sobre los que apoyaban
tres tramos metálicos parabólicos y rígidos, cada uno de ellos de cincuenta
metros luz, siendo la anchura del tablero de nueve metros, de los que se
destinaron dos para el tránsito de peatones.
Sin
embargo, la realidad actual, tal como la vemos en esta otra postal no se ajusta
a lo descrito, cosa que nunca habíamos entendido. La explicación la hemos
encontrado en el citado artículo, donde se da a conocer que el 8 de febrero de
1910, se produjo el derrumbamiento de uno de los estribos, arrastrando las
aguas del Ebro a la primera arcada, como consecuencia de lo cual quedó
inservible.
Las
consecuencias fueron que el tráfico de mercancías se tuvo que realizar por
medio de una barcaza que existía en Luceni. Para solucionar la grave situación
se pensó construir un puente de barcas, pero finalmente el Ayuntamiento de Gallur
adquirió una barcaza, que costó 40.000 pesetas y cruzaba el río con la ayuda de
una sirga tendida entre las orillas. El 3 de noviembre de ese mismo año de
1910, la sirga se rompió y la barcaza fue arrastrada por la corriente, aunque
con la ayuda de la Guardia Civil pudieron salvarse los carros, caballerías y
personas que iban a bordo.
El
artículo de Antonio Capapé se interrumpe en ese momento, por lo que esperaremos
al próximo programa de fiestas para conocer el desenlace de la historia del
puente que, como hemos indicado, no recogen otras fuentes.
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