El 7 de septiembre de 1190
se reunieron en Borja los reyes Alfonso
II de Aragón y Sancho VI el Sabio de
Navarra, firmando aquí un pacto de ayuda mutua contra Castilla, afianzándolo
con el compromiso de entregar cinco castillos cada parte, en caso de
incumplimiento, siendo el de Borja uno de los señalados por Aragón, haciéndose
cargo del mismo, como garantía, Fernán Ruiz de Azagra. En la entrevista
estuvieron presentes, junto con los reyes citados, los infantes D. Pedro de
Aragón (futuro rey Pedro II) y D. Sancho de Navarra (futuro rey Sancho VII).
Lo curioso de este
acuerdo es que ambos monarcas estaban descontentos con Alfonso VIII de Castilla
por razones diferentes. El de Aragón, por no haber cumplido un pacto previo
suscrito con él para conquistar Navarra y el navarro por que le había tomado
varios castillos. Como en política, entonces como ahora, todo es posible, a
pesar de estos antecedentes unieron sus fuerzas, aunque sin demasiado alcance,
dado que el peligro almohade terminó uniendo a todos los reinos en la gran
jornada de las Navas de Tolosa en 1212.
El 7 de septiembre de 1885
nació en Ainzón Juan Balaga Royo,
jornalero de profesión y Secretario de la UGT de esa localidad. Casado y padre
de ocho hijos, tras el inicio de la Guerra Civil fue detenido el 20 de agosto
de 1936 y fusilado ese mismo día en Torrellas, junto con otras personas, tres
de ellas naturales de Ainzón. Dejó siete hijos huérfano, el mayor de 26 años y
el menor de 7, ya que otros de sus hijos había muerta a temprana edad.
El 7 de septiembre de 1936
fue fusilado en Novallas Miguel Diago
Borja. Nacido en Bulbuente en 1903, fue elegido Presidente de la Junta
Directiva de la UGT de Borja el 26 marzo de 1932, cargo que desempeñó hasta el
25 de marzo de 1933, siendo reelegido el 10 de marzo de 1934, cesando el 4 de
abril de 1936, por lo que al inicio de la Guerra Civil, no ocupaba cargos de
responsabilidad en el sindicato. Sin embargo, los artículos que publicó en el
semanario Vida Nueva, tuvieron amplio
eco en nuestra ciudad, especialmente el titulado “Borja. Un alcalde modelo”, en
el que criticaba la actuación de D. Ángel Sancho Zaro a la hora de contratar
trabajadores para proceder al arreglo de las calles de la ciudad. Criticaba
también al ayuntamiento por no haber hecho caso de la solicitud presentada por
la UGT para que se suspendiera una procesión, por considerar que la misma
constituía “un insulto para una República laica y una molestia para el público”.
El recuerdo a estas dos
víctimas de la barbarie, al igual que el de otros que venimos publicando, debe
servir como reflexión para que nunca vuelvan a repetirse hechos como estos, ya
que nunca es justificable que una persona sea asesinada por defender sus ideas.
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