El 6 de diciembre de 1721
nació en Ainzón D. Diego Ximénez y
Ruberte. Era hijo de D. Diego Ximénez Carbonell, perteneciente a una
familia de infanzones navarros que se estableció en Ainzón cuando su abuelo D.
Pedro Ximénez y Fernández, llegó a esa localidad para ejercer como médico,
construyendo una casa en la que todavía campean las armas familiares. Su madre,
Dª Josefa Ruberte y Sada descendía de una conocida familia de Sos, en cuya casa
nació el rey Fernando el Católico. Fue, por lo tanto, hermano de fray José
Alberto Ximénez y Ruberte, General de la
Orden del Carmelo. Diego cursó estudios en la universidad de Zaragoza y fue
ordenado sacerdotes. Desempeñó la rectoría de Cortes de la Zalagarda hasta que
obtuvo la canongía magistral de la colegiata de Santa María de Calatayud. Por
merced del monarca fue distinguido con la dignidad de Arcediano de Daroca en la
Iglesia Metropolitana de Zaragoza, tomando posesión el 23 de agosto de 1706.
Fue un orador sagrado de reconocido prestigio y vio impresos varios de sus
sermones. Falleció en Zaragoza el 15 de enero de 1784.
El 6 de diciembre de 1734
nació en Zaragoza D. Vicente Pérez
Petinto y Blasco. Pertenecía a una ilustre familia de infanzones,
provenientes de la villa de Sos, una de cuyas ramas se había trasladado a Ejea
en 1492. De ella descendía su padre Luis, nacido en Calatayud y que, como
algunos otros miembros de la familia, era notario de profesión. Casado con Dª.
María José Blasco, ejercía en Zaragoza cuando nació Vicente, aunque unos años
después se trasladó a Mallén, al ser nombrado notarios de esa población. Allí
creció Vicente, desde los años, y bajo la supervisión de su padre fue
iniciándose en su misma profesión. A los 18 años contrajo matrimonio con una
joven de Mallén que se llamaba María Ibáñez. La boda tuvo lugar el 31 de mayo
de 1753, cuando Vicente era un simple aprendiz en la notaría de su padre. No
fue hasta 1760 cuando obtuvo la licencia para ejercer como Escribano Real y
para entonces el matrimonio había tenido ya cinco hijos. El 10 de diciembre de
1768 falleció su esposa, quedando viudo a los 35 años, con cinco hijos a su
cargo. Tres años después decidió casarse con Jerónima Larripa, una joven
descendiente de una señalada familia de Hecho. La boda se celebró en Zaragoza y
tuvieron otros cinco hijos. No fue la última vez que contrajo matrimonio, pues
volvió a hacerlo en 1798, tras nueve años de viudedad de su segunda esposa.
Tenía entonces 64 años y la novia era Xabiera Urbasos, natural de Cascante
aunque residente en Mallén, con la que no tuvo descendencia.
Al margen de su labor como notario, D. Vicente
Pérez Petinto es recordado por las notas relacionadas con la historia local que
dejó escritas en sus protocolos y que fueron dadas a conocer en una obra
publicada por nuestro Centro en 2004. Falleció en Mallén el 5 de diciembre de
1816, a los 82 años de edad, en la magnífica casa situada en la plaza de España
y calle del Mazo que, hasta hace poco, se mantuvo en poder de sus descendientes,
siendo uno de los monumentos más importantes de la villa.
El 6 de diciembre de 1891
nació en Ainzón D. Manuel Cruz Bellido.
Cursó los estudios de Derecho en la universidad de Zaragoza, ingresando después
en la carrera judicial, siendo destinado al Juzgado de Primera Instancia e
Instrucción de Nájera, de donde pasó al de Tafalla en 1925. Ese mismo año pidió
la excedencia voluntaria, regresando al servicio activo en 1926, como Juez de
Alfaro y tres años después de Calatayud. En 1933 le fue incoado un expediente
disciplinario, de resultas y en aplicación del artículo 136 de la Ley
Provisional sobre Organización del Poder Judicial, en el que se establecía que
los jueces de tribunales de partido podrían ser trasladado “cuando
circunstancias de otra clase o consideración de orden público muy calificadas”
lo exigieran , fue destinado con carácter forzoso al Juzgado de Primera Instancia del
distrito de San Miguel de Jerez de la
Frontera, el 22 de diciembre de ese año. Pasó después al Juzgado nº 1 de San
Sebastián, donde le sorprendió la Guerra Civil, huyendo de la ciudad antes de
la entrada de las tropas nacionales. Por este motivo, el Gobierno de Burgos
dispuso su baja del escalafón, tras el correspondiente expediente. Se estableció
en Bilbao donde el Presidente del Gobierno vasco lo nombró el 22 de octubre de
1936, miembro de la Comisión Jurídica Asesora, constituida bajo su presidencia.
En Bilbao intervino como Juez Especial en la causa contra el cónsul austriaco
Wilhelm Wakonigg, condenado a muerte por labores de espionaje. El 6 de
septiembre de 1937, el Presidente de la República firmó un Decreto
ascendiéndole a Magistrado, en atención a los méritos y condiciones que en él
concurrían, nombrándole Presidente de la Audiencia Territorial de Aragón,
creada por Decreto de la misma fecha, en la zona aragonesa bajo control de las
autoridades republicanas. Creado el cargo de Comisario Inspector de Justicia,
el 31 de octubre de 1936 fue nombrado “Comisario Inspector de Justicia en la
zona leal aragonesa”, quedando investido de poderes extraordinarios en el
ámbito de su competencia. Por orden del Ministro de Justicia, de 18 de
noviembre de 1938, se anuló el expediente al que había sido sometido en 1933,
reponiéndole en el cargo de Juez de Calatayud. No obstante, el propio
ministerio reconocía la imposibilidad de dar cumplimiento a esa resolución,
dado que Calatayud estaba en zona nacional y, por otra parte, D. Manuel Cruz
era ya magistrado. Al término de la contienda se exilió en Francia, estableciendo
su residencia en San Juan de Luz. Falleció en Hendaya el 6 de diciembre de
1959.
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