Hace unos
días semanas informamos en este blog del descubrimiento por parte de dos
investigadores ligados a nuestro centro, D. Hugo Vázquez Bravo y D. Ramón Vega
Piniella, de la que se podría considerar la primera bandera que un ejército
moderno portó en España, noticia de la que se hicieron eco numerosos medios de
comunicación.
Fruto de esa misma investigación ambos
investigadores localizaron también los dos primeros retratos que se conocen de
Fernando Fernández de Córdoba, que son los únicos que, por el momento, se han
encontrado de los que se le realizaron en vida, por lo que su valor es
excepcional.
Más allá de la aparente
escasa calidad de esas dos imágenes, éstas nos sirven para conocer algunos de
los rasgos característicos de este personaje de tan singular biografía, y del
que sólo poseíamos una visión muy idealizada. Así pues, nos llama la atención
su melena castaña y rizada o el tipo de vestimenta que portaba, que fueron
representadas por un artista que le conoció en persona, y que le dibujó sin más
pretensión que plasmarlo como era.
Dichas
representaciones, además, fueron compuestas siendo él aún joven, durante su
primera campaña en Italia, en la que según sus biógrafos, se ganó entre sus
hombres el apelativo de “Gran Capitán”. Esto se debió a éxitos tan rotundos
como vencer a los franceses en el sitio de Atella o, al servicio del Papa
Alejandro VI, liberar la fortaleza de Ostia de Menaldo Guerri o Guerra,
corsario vizcaíno que la sostenía por el bando francés, impidiendo la llegada
de bastimentos a la ciudad de Roma.
De hecho, la sociedad
napolitana e italiana en general, era muy distinta de la que años después
encontraría en su retorno a ese reino. Esto nos ha proporcionado otro
testimonio de gran valor, una de las escasas representaciones de César Borgia
como cardenal y, además, cabalgando junto al general cordobés y la infanta
Juana, la que sería esposa del futuro rey Fernando II de Nápoles.
Para nosotros este
descubrimiento es especial, pues pretendemos que nuestro centro sea una
referencia en lo que refiere al estudio de esta importante familia que llevó
por apellido e hizo célebre, aunque italianizado, el nombre de nuestra ciudad.
Como último aspecto a
destacar, debemos incidir, del mismo modo, en que este hecho no hace más que
destacar la vinculación que existió entre estos dos grandes personajes
históricos del Renacimiento, relación que pudo resultar antagónica, pues ambos
resultaban ejemplos contrapuestos de las virtudes que habría de tener un
militar por entonces, aunque nadie negó por ello a ninguno de los dos su
genialidad. Hugo Vázquez, autor de este estudio junto a Ramón Vega, próximo a
aparecer y del que ofrecemos esta información como primicia, ya incidía en esta
cuestión en la obra que publicó el Centro de Estudios Borjanos, editada como
recuerdo a Gonzalo Fernández de Córdoba en el quinto centenario de su
fallecimiento. Pero también queda reflejada en los capítulos que se dedica a la
biografía de César Borgia, duque de Valentinois, en la crónica que Antonio
Rodríguez Villa denominó como Manuscrita.
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