Recientemente,
los medios de comunicación se hicieron eco, con evidente discreción, del
descubrimiento en la provincia de Zaragoza de un yacimiento de icnitas que
puede ser considerado único en España, dado que han aparecido huellas de tigres
de diente de sable, diversos tipos de ungulados y úrsidos, en un terreno
perteneciente al mioceno (por lo tanto de un período datado en torno a los diez
millones de años) que pudo corresponder a una laguna, a la que los animales
acudían a beber.
La
ubicación del lugar ha sido mantenida en secreto, a la espera de que se adopten
las medidas necesarias para garantizar la seguridad y protección del mismo.
Aunque
podemos adelantar que no se encuentra en Borja, lo cierto es que el
descubrimiento sí guarda relación con nuestra ciudad. Con frecuencia nos
comentan el afán que tenemos con vincular a Borja con todo tipo de
acontecimientos, pero la realidad es que, de una u otra forma, bien sea porque
tienen lugar aquí o porque en ellos tienen especial protagonismo personas
relacionadas con nuestra ciudad.
En
este caso, el hallazgo fue realizado por un naturalista, cuya madre es muy
querida en Borja, donde pasa largas temporadas y está especialmente vinculada a
nuestro Centro. Fue paseando con su esposa y con su hijo que, a pesar de su
corta edad, es ya todo un experto en estas cuestiones, cuando se percató de la
importancia de lo que veían, poniéndolo en conocimiento de la Universidad de
Zaragoza desde donde trasladaron la noticia al Gobierno de Aragón, estando a la
espera de que el yacimiento quede protegido.
La
modestia del naturalista y la reserva impuesta en un caso tan delicado, dado
que es necesario garantizar la conservación de tan importante descubrimiento,
nos impiden ser más explícitos a la hora de informar sobre el mismo. Aunque
disponemos de imágenes mejores, las que publicamos han sido ya difundidas por
la Asociación Naturalista de Aragón a la que pertenece el protagonista del
hallazgo.
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