Las
calles de Borja ofrecían, a mediodía de ayer, este aspecto cuando con la salida
de los cabezudos dieron comienzo las fiestas de la cofradía de San Bartolomé
que se prolongarán hasta el próximo sábado, día en el que tendrá lugar la
tradicional romería a Misericordia.
Abría
la comitiva la comparsa de cabezudos, integrada por los de la ciudad y por los
de la cofradía, cerrándola una charanga. Los gigantes que saldrán hoy y los
cabezudos ejercen un extraño atractivo entre niños y mayores, logrando reunir
siempre a un elevado número de personas.
No
todo eran golpes, pues sobre los asistentes caía una lluvia de caramelos,
patrocinada por los paloteadores que vestían su camiseta y el pañuelo de las
mayordomas de este año, como puede apreciarse en esta foto.
En la
calle de Carretero, han establecido su sede las citadas mayordomas que, como es
sabido, son cuatro que por la tarde presidieron el traslado de la urna con la
imagen del Santo hasta la iglesia de San Bartolomé.
Allí
estaba preparada ya la restaurada peana procesional, a falta de colocar los
típicos roscones que la adornan. Pudimos comprobar que en los faroles se han
vuelto a colocar velas de cera como antaño.
Hasta
el exterior del templo llegaron los cabezudos y sus acompañantes, mientras la
charanga alegraba el ambiente de este primer acto festivo.
Mientras
tanto, en la plaza del Mercado permanecía apostado el tragachicos, devorando a
los valientes que se introducían por sus fauces, atendidos por los voluntarios
que impulsaron y mantienen esta otra tradición borjana.
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