El
pasado domingo tuvimos la oportunidad de visitar el monasterio de Veruela,
donde no habíamos estado desde hace algún tiempo, pudiendo constatar los
cambios que se han operado en el mismo.
En
primer lugar, en el palacio abacial donde avanzan las obras de restauración y
en el que se encontraba instalada una exposición itinerante de la Casa de
Velázquez de Madrid, entidad que depende del gobierno francés.
Este
es el aspecto que presenta su patio interior, donde han sido reemplazadas
algunas de las cuatro columnas de piedra negra que lo conforman, mostrando las
originales, junto a otros elementos constructivos, junto con un panel
explicativo de los trabajos de recuperación.
En las salas situadas junto al zaguán de entrada
se podían contemplar las obras que forman parte de la exposición a la que hemos
hecho referencia. Este espacio ha venido a reemplazar a las salas contiguas al
refectorio del monasterio que ahora ya no se pueden visitar, probablemente por
haber sido incluidas en la zona dedicada a Parador Nacional.
También
se han operado cambios en la tapia de separación de la antigua huerta y del
jardín situado frente al acceso principal al monasterio. Se han abierto vanos
en la misma, desde los que puede contemplar una zona pavimentada y el antiguo
molino.
Este
jardín romántico es muy agradable, al igual que el paseo arbolado que, desde el
torreón de entrada, conduce a la iglesia del monasterio.
Recorrer
Veruela siempre constituye una grata experiencia y nos han hablado muy bien de
las visitas teatralizadas que han tenido lugar este verano. La pena es que,
poco a poco, el visitante haya sido privado de la contemplación de diferentes
zonas del antiguo cenobio cisterciense. Primero fue la escalera monumental que
da acceso al llamado “monasterio nuevo” con su escalera monumental, el Salón de
Reyes y algunas de las antiguas celdas, donde estaba instalada la exposición
que, sobre Bécquer, fue trasladada a la cilla. Ahora hemos constatado que ya no
se puede ver el llamado scriptorium y
las dependencias anexas al refectorio.
Ello
ha obligado a instalar nuevos servicios en la planta baja de la antigua Casa de
Ejercicios (antes estaban junto al calefactorio). Lo señalamos pues nos costó
encontrarlos, aunque son fácilmente accesibles (hay otros junto al Museo del
Vino). Como hemos comentado anteriormente es probable que todo ello venga
motivado por la creación del Parador, cuya apertura se ha ido retrasando y que
esperamos con ansiedad con la esperanza de que quienes se alojen en el mismo
puedan disfrutar, al menos, de la visión completa de ese monumento excepcional
que es Veruela.
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