martes, 5 de marzo de 2019

Colgantes fálicos en el Museo Arqueológico de Borja


         Alberto Serrano Dolader en su habitual columna de los domingos en Heraldo de Aragón hacía referencia, en la publicada el día 3 con el título de “Pieza de museo”, a un sillar de alabastro conservado en el Museo de Zaragoza que lleva grabado un gran pene, lo que le servía para aludir a ese tipo de representaciones que, en la cultura romana, no tenían un significado obsceno, sino que estaban relacionadas con la fertilidad y como símbolos de protección. En algunos casos frente al mal de ojo, como ocurre con esos amuletos fálicos que el autor afirmaba haber contemplado en el citado museo y también en el de Borja.




         Efectivamente, en la vitrina nº 10 de nuestro Museo Arqueológico se exhibe una pequeña colección de estos objetos, procedentes de Borja, Magallón y Albeta, en forma de falo y con una anilla para ser colgados.




         Sus diseños son diferentes, aunque siempre aparece el pene y los testículos, asociado en ocasiones a un puño cerrado, símbolo de la buena suerte. Eran elaborados con distintos materiales, incluso en oro, aunque los del museo de Borja son todos ellos de bronce. Se llevaban colgados del cuello y su misión era la de proteger contra el mal de ojo pero también la de favorecer la fertilidad.






         En la misma vitrina en la que se exponen se ha dispuesto, en un plano elevado, dos testimonios del Cristianismo que vino a reemplazar a las antiguas creencias, nunca completamente desterradas. En concreto, allí se muestra la primera representación de un Crismón, el anagrama de Cristo, esgrafiado en la base de un recipiente de terra sigillata, encontrado en Los Quiñones (Borja). Junto a él, un anillo encontrado en Bursao, con una cruz.

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