D.
Roberto Lahuerta Melero nos ha instado a recordar la figura de Antonio Sau
Olite, un director de cine nacido en Luceni, al que ya incluimos en nuestro Diccionario Biográfico. Decíamos allí
que había nacido en esa localidad, entonces perteneciente al Partido Judicial
de Borja, en febrero de 1910. Cuando tenía 12 años la familia se trasladó a residir
a Barcelona, ciudad en la que comenzó a interesarse, siendo muy joven, por el
mundo cinematográfico. Roberto Lahuerta ha descubierto que su padre aparece en
el padrón de Luceni con el oficio de “cortador”, actividad que no sabemos a qué
se refiere exactamente.
En la ciudad condal
comenzó a colaborar en algunas revistas como crítico o comentarista
cinematográfico y posteriormente entró en contacto con Daniel Aragonés, un
ingeniero y empresario catalán que, con Antonio Pujol había creado la marca “Aragonés
y Pujol” que puso en marcha el laboratorio Cinefoto, que supuso una gran
aportación en los inicios del cine sonoro.
Pero la obra
fundamental por el que se conoce a Antonio Sau es la película Aurora de Esperanza que dirigió en 1937,
producida por el Sindicato de la Industria del Espectáculo de la CNT, aunque
algunos autores señalan que Antonio no era anarquista.
La
película que tiene mucho de documental puede inscribirse en el género del
neorrealismo con muchas referencias al cine revolucionario soviético. En ella
se relata la historia de un obrero despedido que marcha a Madrid en busca de
trabajo y se ve inmerso en la lucha por sus derechos. Entre las anécdotas
relacionadas con su rodaje se cuenta que la secuencia en la que el protagonista
participa en un mitin, fue interrumpida por una carga de la Guardia de Asalto,
llamada por un vecino de la zona, por creer que era una reunión no autorizada.
El imprevisto sirvió para que incorporara la intervención policial que,
inicialmente, no estaba prevista. Otra curiosidad es que el famoso payaso
Charlie Rivel intervino interpretando el papel de José Andreu.
A
pesar de la época en que fue estrenada en zona republicana, España estaba
inmersa entonces en la guerra civil, la película no tuvo demasiado éxito y el
propio director se quejaba de no haber sido comprendido, en cierta medida por
la ruptura que suponía respecto a las producciones de la época. A pesar de
ello, llegó a distribuirse en Francia, Bélgica e Italia. Actualmente, suele ser
proyectada en ciclos dedicados a la guerra civil y en medios anarquistas, pues
en no en vano es una de las mejores de aquella época. No hace mucho también
tuvieron la oportunidad de verla en el Festival Internacional de Cine de
Morelia (México).
Al
finalizar la guerra se suele insistir en que fue represaliado, pero lo cierto
es que volvió a trabajar muy pronto en la productora Pecsa Films Cifesa, donde en
1942 figuraba como Ayudante de Dirección en la película Un marido a precio fijo, que dirigió Gonzalo Delgrás, con Ana María
Campoy Rafael Durán, como protagonistas.
Un año
después volvió a figurar como ayudante en Cristina
Guzmán, profesora de idiomas, también dirigida por Gonzalo Delgrás y en la
que otros intervinieron como protagonistas Marta Santolalla, Ismael Merlo y Fernando
Fernán Gómez. Años después se hizo un remake que, en esa ocasión protagonizó
Rocío Durcal que nada tiene que ver con la original.
En
1943, participó también como ayudante en el rodaje de Arribada Forzosa, dirigida por Carlos Arévalo y con Alfredo Mayo
como estrella principal.
Esta
etapa de su vida se cerró con su intervención en Su última noche, rodada en 1944, dirigida por Carlos Arévalo y
también con el concurso de Alfredo Mayo, el galán de la época, de la que no
hemos encontrado el cartel anunciador.
Decimos
que se cerró un ciclo, dado que contó con la ayuda de Juan Homedes, un industrial
de Tortosa que de fabricar licores se introdujo en el mundo de la
cinematografía, antes de la guerra, llegando a fundar unos estudios de cine
sonoro. Gracias a él pudo dirigir, a partir de 1947, dos películas en los
estudios Kinefón de Barcelona.
La
primera de ellas fue La gran barrera,
que produjo Emilio Homedes, hijo de D. Juan y en la que actuaron Rafael Durán,
Carolina Giménez y Elvira Quintillá, muy joven. En argumento que había escrito
el propio director junto con José León, se relataba la amistad imposible entre
dos jóvenes, uno estudiante de buena familia y el otro obrero. Aunque pretendía
insistir en la denuncia social, no encontró eco y la película pasó sin pena ni
gloria.
La
última de sus películas, como director, fue Alma
Baturra que produjo Juan Homedes y que contó como protagonistas a José
Pelayo y María Luisa Gerona. El argumento, escrito por Antonio Sau con Juan
Ruiz del Olmo, es una enrevesada historia de amor de un joven mozo de labranza
que contrae matrimonio con la hija del dueño al que sirve, de la que queda
viudo y lucha por conquistar a Pilar que, a su vez es pretendida por un
granjero. Tampoco tuvo éxito con la que fue su última película, pero siguió
vinculado al cine como encargado de producción. Hemos querido reunir todas las
películas en las que intervino en ese cometido que fueron 13, limitándonos a
reproducir sus carteles y el año en el que fueron estrenadas:
El
hijo de la noche (1950)
La
honradez de la cerradura (1950)
El final de una leyenda (1951)
Correo del Rey (1951
Luna
de sangre (1952)
Muchachas
de Bagdad (1952)
El
cerco (1955)
Veraneo en España (1956)
Manos
sucias (1957)
¿Dónde
vas Alfonso XII? (1959)
Venta
de Vargas (1959)
El
valle de las espadas (1963)
Pero
lo que nos ha sorprendido es encontrar que también fue el autor del texto de la
zarzuela La voz de la campana, a la
que puso música el maestro Narciso Paulís, cuyo libreto acabamos de adquirir. El
que desee escuchar la romanza de Martín y el dúo de Cecilia y Martín de esa
zarzuela pueden hacerlo en este enlace, digitalizado por la Biblioteca
Nacional.
Este
es el resumen de la vida y la obra de este director aragonés, nacido en Luceni,
fallecido en Barcelona en 1987, recopilado, no sin esfuerzo, merced a la invitación
de D. Roberto Lahuerta.
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