Entre
las más altas distinciones que otorga nuestra ciudad figuran las de “Hijo
Predilecto”, “Hijo Adoptivo” y “Medalla de Oro”. Parecería lógico que existiera
un registro de las mismas y que tuviéramos un conocimiento preciso de las
personas que fueron honradas con alguna de ellas. Sin embargo, no ocurre así y
buena prueba de ello lo constituye el hecho de que, de manera inesperada,
hayamos tenido noticia de un “Hijo Adoptivo de la ciudad de Borja”, del no
teníamos noticia. Se trata de ilustre jurista aragonés D. José Luis Lorente
Sanz del que tampoco hemos encontrado una fotografía individualizada,
recurriendo a la que inserta la Universidad de Zaragoza al hacer referencia a
su nombramiento como Doctor Honoris Causa de la misma.
La
referencia la hemos encontrado en el último número de la revista Jerónimo Zurita, publicada por la
Institución “Fernando el Católico” que incluye un artículo de Guillermo Sáez
Aznar titulado “La sombra de Gobernación. Vida recobrada de José Lorente Sanz
(1902-2001)”, en el que se hace alusión a los reconocimientos que recibió de
varios municipios aragoneses. Entre ellos, el nombramiento de “Hijo Predilecto
de Zaragoza”, a propuesta del Alcalde D. Juan José Rivas Bosch, en 1941; el de “Hijo
Adoptivo de la provincia de Huesca” también en 1941; y el “Hijo Adoptivo de la
ciudad de Borja” que le fue concedido en agosto de ese mismo año. El autor
afirma que el nombramiento se efectuó “a petición de su alcalde, conocido
monárquico”, dado que lo era nominalmente el abogado D. Lorenzo Parroqué
Garriga a quien Manuel Giménez Aperte, en un capítulo de la obra Comarca del
Campo de Borja, calificó de “monárquico y de clara tendencia conservadora”. Sin
embargo, Parroqué había solicitado una licencia el 30 de marzo de 1941 y se
hizo cargo de la Alcaldía el Primer Teniente de Alcalde D. Santiago Viamonte
Lacilla, desempeñándola en funciones hasta el nombramiento de D. Pascual
Sorrosal Fanlo como nuevo Alcalde. Por lo tanto, quien firmó el nombramiento
fue D. Santiago Viamonte.
Había
nacido en Zaragoza en 1902, siendo hijo de un prestigioso General Médico y
hermano de D. Antonio Lorente Sanz, Catedrático de Pediatría de la Facultad de
Medicina de la capital aragonesa durante muchos años. Se graduó como Licenciado
en Derecho, en 1926, con Premio Extraordinario y muy pronto ingresó en el
Cuerpo de Abogados del Estado. Su amistad con D. Ramón Serrano Suñer, que era
de la promoción de 1924, le forzó a aceptar la propuesta de acompañarle como
Subsecretario, durante su etapa como Ministro de Gobernación, entre 1938 y 1940.
Cuando Serrano fue nombrado Ministro de Asuntos Exteriores tuvo que hacerse
cargo, interinamente, del Ministerio cesando definitivamente en 1941. Aunque
fue Procurador en Cortes, entre 1943 y 1952, su figura está unida a la defensa
del Derecho Aragonés, siendo autor de numerosos libros y publicaciones sobre
esa materia. Participó, en 1946, en la organanización del II Congreso Nacional
de Derecho Civil y fue uno de los miembros de la Comisión de Codificación en
Madrid, en la que desarrolló una actividad ingente e hizo posible la compilación
correspondiente al Derecho Foral de Aragón. Fue, asimismo, fundador del Consejo
de Estudios de Derecho Aragonés, adscrito al Consejo Superior de
Investigaciones Científicas, desempeñando el cargo de Director de Estudios.
No es
extraño, por lo tanto, que la Universidad de Zaragoza lo nombrara Doctor “Honoris
causa”, en 1968, y que cuando falleció en 2001, cuando estaba a punto de
cumplir los cien años, la Academia Aragonesa de Jurisprudencia y Legislación,
le tributara un sentido homenaje, en forma de libro, escrito por D. José Luis
Merino, Presidente de la Academia, con la participación de destacadas personalidades,
entre ellas D. Fernando García Vicente, Justicia de Aragón y familiar suyo, y
D. Manuel Pizarro, entonces Presidente de Ibercaja.
D.
José Luis Lorente estaba en posesión de las Grandes Cruces de la Orden Civil de
Beneficencia y de la Orden de Cisneros, y la Cruz de Honor de San Raimundo de
Peñafort. Fue además un católico ejemplar, ejerciendo el cargo de Presidente de
la Sociedad Mariana de Caballeros del Pilar, donde conoció a Dª. Dina
Vicente, Presidenta de las Damas, con quien contrajo matrimonio.
La
breve semblanza de este “Hijo Adoptivo” desconocido de Borja, al menos para
nosotros, nos permite llamar la atención, una vez más, sobre la necesidad de
continuar un proyecto de investigación iniciado por el Centro de Estudios
Borjanos hace años: el vaciado de los Libros de Actas de la corporación
municipal. A lo largo de dos años se consiguió ultimar el período comprendido
entre 1628 y 1800, lo que ha permitido disponer de una información precisa,
indexada por nombres y temas. Desgraciadamente, no ocurre lo mismo con un
período tan interesante como es el correspondiente al siglo XIX y la primera
mitad de XX.
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