lunes, 11 de marzo de 2019

Un Hijo Adoptivo de Borja desconocido


         Entre las más altas distinciones que otorga nuestra ciudad figuran las de “Hijo Predilecto”, “Hijo Adoptivo” y “Medalla de Oro”. Parecería lógico que existiera un registro de las mismas y que tuviéramos un conocimiento preciso de las personas que fueron honradas con alguna de ellas. Sin embargo, no ocurre así y buena prueba de ello lo constituye el hecho de que, de manera inesperada, hayamos tenido noticia de un “Hijo Adoptivo de la ciudad de Borja”, del no teníamos noticia. Se trata de ilustre jurista aragonés D. José Luis Lorente Sanz del que tampoco hemos encontrado una fotografía individualizada, recurriendo a la que inserta la Universidad de Zaragoza al hacer referencia a su nombramiento como Doctor Honoris Causa de la misma.




         La referencia la hemos encontrado en el último número de la revista Jerónimo Zurita, publicada por la Institución “Fernando el Católico” que incluye un artículo de Guillermo Sáez Aznar titulado “La sombra de Gobernación. Vida recobrada de José Lorente Sanz (1902-2001)”, en el que se hace alusión a los reconocimientos que recibió de varios municipios aragoneses. Entre ellos, el nombramiento de “Hijo Predilecto de Zaragoza”, a propuesta del Alcalde D. Juan José Rivas Bosch, en 1941; el de “Hijo Adoptivo de la provincia de Huesca” también en 1941; y el “Hijo Adoptivo de la ciudad de Borja” que le fue concedido en agosto de ese mismo año. El autor afirma que el nombramiento se efectuó “a petición de su alcalde, conocido monárquico”, dado que lo era nominalmente el abogado D. Lorenzo Parroqué Garriga a quien Manuel Giménez Aperte, en un capítulo de la obra Comarca del Campo de Borja, calificó de “monárquico y de clara tendencia conservadora”. Sin embargo, Parroqué había solicitado una licencia el 30 de marzo de 1941 y se hizo cargo de la Alcaldía el Primer Teniente de Alcalde D. Santiago Viamonte Lacilla, desempeñándola en funciones hasta el nombramiento de D. Pascual Sorrosal Fanlo como nuevo Alcalde. Por lo tanto, quien firmó el nombramiento fue D. Santiago Viamonte.

         Había nacido en Zaragoza en 1902, siendo hijo de un prestigioso General Médico y hermano de D. Antonio Lorente Sanz, Catedrático de Pediatría de la Facultad de Medicina de la capital aragonesa durante muchos años. Se graduó como Licenciado en Derecho, en 1926, con Premio Extraordinario y muy pronto ingresó en el Cuerpo de Abogados del Estado. Su amistad con D. Ramón Serrano Suñer, que era de la promoción de 1924, le forzó a aceptar la propuesta de acompañarle como Subsecretario, durante su etapa como Ministro de Gobernación, entre 1938 y 1940. Cuando Serrano fue nombrado Ministro de Asuntos Exteriores tuvo que hacerse cargo, interinamente, del Ministerio cesando definitivamente en 1941. Aunque fue Procurador en Cortes, entre 1943 y 1952, su figura está unida a la defensa del Derecho Aragonés, siendo autor de numerosos libros y publicaciones sobre esa materia. Participó, en 1946, en la organanización del II Congreso Nacional de Derecho Civil y fue uno de los miembros de la Comisión de Codificación en Madrid, en la que desarrolló una actividad ingente e hizo posible la compilación correspondiente al Derecho Foral de Aragón. Fue, asimismo, fundador del Consejo de Estudios de Derecho Aragonés, adscrito al Consejo Superior de Investigaciones Científicas, desempeñando el cargo de Director de Estudios.




         No es extraño, por lo tanto, que la Universidad de Zaragoza lo nombrara Doctor “Honoris causa”, en 1968, y que cuando falleció en 2001, cuando estaba a punto de cumplir los cien años, la Academia Aragonesa de Jurisprudencia y Legislación, le tributara un sentido homenaje, en forma de libro, escrito por D. José Luis Merino, Presidente de la Academia, con la participación de destacadas personalidades, entre ellas D. Fernando García Vicente, Justicia de Aragón y familiar suyo, y D. Manuel Pizarro, entonces Presidente de Ibercaja.
         D. José Luis Lorente estaba en posesión de las Grandes Cruces de la Orden Civil de Beneficencia y de la Orden de Cisneros, y la Cruz de Honor de San Raimundo de Peñafort. Fue además un católico ejemplar, ejerciendo el cargo de Presidente de la Sociedad Mariana de Caballeros del Pilar, donde conoció a Dª. Dina Vicente,  Presidenta de las  Damas, con quien contrajo matrimonio.
         La breve semblanza de este “Hijo Adoptivo” desconocido de Borja, al menos para nosotros, nos permite llamar la atención, una vez más, sobre la necesidad de continuar un proyecto de investigación iniciado por el Centro de Estudios Borjanos hace años: el vaciado de los Libros de Actas de la corporación municipal. A lo largo de dos años se consiguió ultimar el período comprendido entre 1628 y 1800, lo que ha permitido disponer de una información precisa, indexada por nombres y temas. Desgraciadamente, no ocurre lo mismo con un período tan interesante como es el correspondiente al siglo XIX y la primera mitad de XX.

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