La
visita de D. Albert Ventura Rius, especialista en la iconografía de la Virgen
del Niño Perdido, de la que informábamos ayer, ha permitido estudiar con más
detenimiento la imagen de esta advocación mariana recientemente donada al
convento de Santa Clara que, próximamente, será mostrada en su museo.
En
primer lugar, pudimos contemplarla sin los trajes con los que estaban “vestidos”,
tanto la Virgen como el Niño, pudiendo comprobar que se trata de una
interesantísima obra de la primera mitad del siglo XVIII que conserva la
policromía original, aunque el Niño y la cabeza de la Virgen, incluidos sus
cabellos, fueron repintados posteriormente.
En
opinión de D. Albert Ventura, que ha recorrido España estudiando las
representaciones de esta advocación, difundida por la orden de San Agustín, la
de Borja es, hasta ahora, la más antigua obra en bulto que se conoce, lo que
añadido al hecho de su indudable calidad artística, viene a poner de manifiesto
su interés.
A ello
viene a añadirse el que, junto a la imagen y formando grupo con ella, se
encuentre las de San Agustín y San Vicente Ferrer, lo que constituye también un
hecho singular. Como es sabido, San Vicente fue el introductor de la devoción a
la Virgen de los Niños Perdidos, en el establecimiento asistencial que fundó
para acoger niños abandonados, mientras que San Agustín es el titular de la
orden que la difundió, mucho más tarde, aunque con el título de Virgen del Niño
Perdido y hallado en el Templo.
Aunque,
como hemos dicho, el estado de conservación del conjunto es aceptable, se
requiere proceder a su restauración, tanto para eliminar los repintes como para
consolidad algunas partes, sobre todo de los dos santos orantes, en riesgo de
desprendimiento.
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