Al
presenciar el desfile de un elevado número de gigantes como los que
participaron en la pasada concentración de Borja nos llama la atención el
espectáculo multicolor que ofrecen las figuras que integran la comitiva, si
reparar que detrás de cada una de ellas existen razones poderosas por las que
los vecinos de cada localidad decidieron construirlas. En el artículo que
dedicamos a las representaciones de eclesiásticos que participaron en el
desfile, hicimos alusión a un sacerdote que formaba parte de la comparsa
procedente de Mataró.
No
sabíamos entonces que representaba, muy bien por cierto, a un personaje real al
P. salesiano D. José-María Echarri, un gigante también desde el punto de vista
personal que, en la década de los años 60 del pasado siglo, llegó a ejercer su
ministerio pastoral a un conjunto de urbanizaciones, creadas por los
inmigrantes llegados desde el sur de España a Mataró, en las que no existían
los servicios más básicos.
D.
José María fue una figura clave en la organización del movimiento vecinal que
hizo posible la profunda transformación de la zona hasta su conversión en lo
que hoy es el barrio de La Llàntia. Muchos años después, en 2012, sus vecinos
quisieron reconocer su ingente labor, dedicándole ese gigante que fue
inaugurado el día de la fiesta de San Juan Bosco, con la asistencia de D. José
María que entonces estaba destinado en el colegio salesiano de San Boi.
El
gigante porta en su mano derecha una lámpara, en alusión al barrio pues, en
catalán “llàntia” significa “lámpara”, mientras que en sobre su hombro
izquierdo lleva una pala, recordando que, con sus manos, levantó el barracón en
el que celebraba la Santa Misa y que también sirvió de sede al primer
movimiento vecinal.
Nos lo
ha recordado D. Raúl Rivarés Custardoy, que se define como “aficionado a estas
cosas estrambóticas...”, el cual también nos ha ofrecido algunas precisiones
sobre otro de los gigantes, en este caso de Zuera.
Ya
comentamos en nuestro artículo anterior que la figura del obispo “Lizerón”,
hacía alusión a San Licer, uno de los patrones de Zuera, mientras que la otra,
denominada “Salzita” representaba a la Virgen del Salz, la otra patrona de la
localidad.
Sus
características, en cuanto a los ropajes y la corona que ciñe su cabeza quieren
recordar a la bellísima imagen sedente de la Virgen, aunque en lugar del Niño
que descansa sobre sus rodillas, se le ha dotado de la paloma que porta en sus
manos y que es el símbolo heráldico del municipio.
Agradecemos
estas aportaciones que vienen a poner de manifiesto el mensaje “oculto” tras
cada gigante, cuyo interés es indudable.
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