En la
crónica que dedicamos al desarrollo del Rosario de Cristal hacíamos alusión a
las dificultades que entraña su preparación y a la necesidad de contar con las
personas precisas para sacar todos los faroles. Por ese motivo, los momentos
previos al inicio de la procesión, el claustro de Santa María registra una
elevada afluencia de público. Unos acuden a hacerse cargo de los faroles que
tienen asignados y otros intentan encontrar a quienes se hagan cargo de ellos,
cosa que no siempre resulta fácil.
Es el
momento aprovechado por algunos para inmortalizar su imagen con el farol
correspondiente, como luego harán también muchos junto al trono de la Virgen, o
el de organizar a los distintos grupos participantes.
Al
final, fueron muy pocos los faroles de mano que quedaron sin salir, como
muestran estas imágenes. En el caso de esta última fotografía, podemos asegurar
que se intentó hasta el último momento, tras la defección del portador
habitual, pero no fue posible encontrar a otra persona que lo sustituyera.
Lo que
sí merece la pena de ser destacado es el abundante número de asistentes que
vestían el traje regional, en sus diferentes modalidades y, en general, de
bella factura.
También
hay que mencionar a ese grupo de personas que se disponen, con la suficiente
antelación, en torno al altar para organizar la colocación de quienes se van
incorporando antes de que la Virgen haga su aparición en la nave del templo. Y,
por supuesto, a quienes hacen posible, año tras año, que el Rosario de Cristal
de Borja sea una realidad, cuidando de todos sus detalles, entre los que
destaca el ornato con flores de la Peana de la Virgen y de su altar. Aunque
prefieren permanecer el anonimato son suficientemente conocidos por todos y su
desinteresado trabajo merece un efusivo reconocimiento.
No hay comentarios:
Publicar un comentario