Elena
Aznar, junto con su marido Carlos y su hijo decidieron emprender la aventura de
conocer la localidad francesa que lleva el mismo nombre que el municipio donde
Carlos ejerce su profesión de panadero: Ambel y, tras un viaje de casi 1.000
kilómetros lo lograron.
Allí
descubrieron el maravilloso emplazamiento de esa pequeña comuna francesa que,
según el último censo publicado, tiene 22 habitantes. Está situado en el
Departamento de Isère de la región Ródano-Alpes, distrito de Grenoble y cantón
de Corps.
Con
una altitud media de 900 metros, tiene a sus pies el lac du Sautet, en el curso
del río Le Drac. Las vistas de los valles de la Souloise y de Dévoluy compensaron
con creces el largo recorrido de esta familia ambelera que se había marcado
como objetivo de sus vacaciones el “descubrimiento” de esa localidad que habían
descubierto en Internet.
Lo que
no pudieron visitar fue la iglesia parroquial en la que sólo se celebra culto
una vez al año. Pero, junto a ella, reside el matrimonio formado por Elian,
nacida en Ambel y Hugo, descendiente de Córcega, quienes al verles hablar en
español, les invitaron a tomar un café en su domicilio.
Fue un
encuentro sumamente agradable entre ambeleros y ambellons (gentilicio de los
habitantes del Ambel francés) que puso de manifiesto una virtud que ambas
localidades comparten, su hospitalidad.
Como
habrán podido percatarse nuestros lectores, el más joven de la expedición
vestía una camiseta de la S. D. Borja, con el logotipo de Bodegas Borsao lo que
constituye un gesto publicitario digno de ser resaltado.
A
través del cartel que aparece a la entrada de la población hemos sabido que
allí nació San Eldrade en 781, el cual
era hijo de los señores del castillo que allí existía, Aldradus y Leodda,
miembros de la aristocracia franca.
A
pesar de su origen noble, cuando Eldrade quedó huérfano a los 20 años, decidió
donar todos sus bienes a los pobres y se dedicó a cultivar la tierra, como
aparece representado en este fresco (con el castillo de Ambel al fondo) de la
abadía benedictina de Novalesa (Italia) donde también se le tributa culto, dado
que fue allí donde profesó como religioso, tras efectuar una peregrinación a
Santiago de Compostela. Allí murió en 825, tras haber desempeñado el cargo de
abad de este importante monasterio que llegó a contar con 500 monjes.
Pero, para atender a los peregrinos fundó, junto a
su localidad natal, el monasterio de Ambel, ya desaparecido, pero cuyo topónimo
Monestier-d’Ambel, sigue dando nombre a una localidad que cuenta en la
actualidad con unos 20 habitantes, por lo que en la misma zona francesa
coexisten Ambel y Monestier-d’Ambel.
Junto
al presbiterio de su pequeña iglesia parroquial se encuentra situada la imagen
del Santo, portando el báculo de abad, como puede apreciarse en estas imágenes.
Nuestro
agradecimiento a Elena y al resto de su familia por habernos dado la
oportunidad de conocer la existencia de este otro Ambel, allende de nuestras
fronteras.
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