viernes, 12 de julio de 2019

En busca de Ambel por los Alpes


         Elena Aznar, junto con su marido Carlos y su hijo decidieron emprender la aventura de conocer la localidad francesa que lleva el mismo nombre que el municipio donde Carlos ejerce su profesión de panadero: Ambel y, tras un viaje de casi 1.000 kilómetros lo lograron.




         Allí descubrieron el maravilloso emplazamiento de esa pequeña comuna francesa que, según el último censo publicado, tiene 22 habitantes. Está situado en el Departamento de Isère de la región Ródano-Alpes, distrito de Grenoble y cantón de Corps.

         Con una altitud media de 900 metros, tiene a sus pies el lac du Sautet, en el curso del río Le Drac. Las vistas de los valles de la Souloise y de Dévoluy compensaron con creces el largo recorrido de esta familia ambelera que se había marcado como objetivo de sus vacaciones el “descubrimiento” de esa localidad que habían descubierto en Internet.




         Lo que no pudieron visitar fue la iglesia parroquial en la que sólo se celebra culto una vez al año. Pero, junto a ella, reside el matrimonio formado por Elian, nacida en Ambel y Hugo, descendiente de Córcega, quienes al verles hablar en español, les invitaron a tomar un café en su domicilio.



         Fue un encuentro sumamente agradable entre ambeleros y ambellons (gentilicio de los habitantes del Ambel francés) que puso de manifiesto una virtud que ambas localidades comparten, su hospitalidad.



         Como habrán podido percatarse nuestros lectores, el más joven de la expedición vestía una camiseta de la S. D. Borja, con el logotipo de Bodegas Borsao lo que constituye un gesto publicitario digno de ser resaltado.




         A través del cartel que aparece a la entrada de la población hemos sabido que allí nació San Eldrade  en 781, el cual era hijo de los señores del castillo que allí existía, Aldradus y Leodda, miembros de la aristocracia franca.



         A pesar de su origen noble, cuando Eldrade quedó huérfano a los 20 años, decidió donar todos sus bienes a los pobres y se dedicó a cultivar la tierra, como aparece representado en este fresco (con el castillo de Ambel al fondo) de la abadía benedictina de Novalesa (Italia) donde también se le tributa culto, dado que fue allí donde profesó como religioso, tras efectuar una peregrinación a Santiago de Compostela. Allí murió en 825, tras haber desempeñado el cargo de abad de este importante monasterio que llegó a contar con 500 monjes.





        Pero, para atender a los peregrinos fundó, junto a su localidad natal, el monasterio de Ambel, ya desaparecido, pero cuyo topónimo Monestier-d’Ambel, sigue dando nombre a una localidad que cuenta en la actualidad con unos 20 habitantes, por lo que en la misma zona francesa coexisten Ambel y Monestier-d’Ambel.





         Junto al presbiterio de su pequeña iglesia parroquial se encuentra situada la imagen del Santo, portando el báculo de abad, como puede apreciarse en estas imágenes.




         Nuestro agradecimiento a Elena y al resto de su familia por habernos dado la oportunidad de conocer la existencia de este otro Ambel, allende de nuestras fronteras.

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