La devoción a la Virgen del Rosario se articula en torno a
esa cofradía fundada en el siglo XVII que tuvo una enorme importancia en el
pasado de la que llegó a ser el eje de su vida social.
Para recaudar fondos con destino a la fiesta, el primer
domingo de septiembre se realiza la “llega”, en la que el mayordomo porta una
cajeta en la que cada vecino puede depositar su contribución económica. Está
decorada con un grabado de la Virgen, realizado por el gran pintor y grabador
borjano Buenaventura Salesa.
Pero también se lleva a cabo el pesaje de los niños nacidos
en el año, por medio de una balanza romana con dos capazos. En uno de ellos se
coloca al niño y en el otro el padre u otro familiar va vertiendo trigo hasta
equilibrar su peso.
Acompañan el recorrido los danzantes, otro de los grandes
protagonistas de esta fiesta y, en muchas casas, se ofrece a los participantes
un aperitivo, constituyendo una manifestación colectiva de gran interés.
El primer domingo de octubre se celebra con gran solemnidad
la fiesta de la Patrona principal de Albeta, cuya imagen se coloca en el
presbiterio de la iglesia parroquial, donde se celebra la Eucaristía.
La Virgen del Rosario, portada en sus manos por el párroco y
bajo palio, recorre las calles del municipio, acompañada por los danzantes que
la reciben a la salida del templo.
Después tiene lugar la interpretación del dance y paloteado,
felizmente recuperados hace unos años, merced al impulso de D. Carlos Castán,
autor de la obra a él dedicada que publicó nuestro Centro. Es un dance de moros
y cristianos y de la representación del bien y el mal, personificados en el
ángel y el diablo.
Pero también mantiene la figura del cipotegato y un
paloteado al que han incorporado nuevas melodías, compuestas por D. Antonio
Ballesta.
Pero la música tradicional forma también parte del
Patrimonio Cultural Inmaterial y, en este sentido, hay que destacar la
constitución en Albeta de un grupo de gaiteros que no sólo acompañan al dance,
sino que están presentes en los más diversos acontecimientos de toda la
comarca.
Al tratar de la Virgen del Rosario no podemos olvidar que
fue considerada especial intercesora en los casos de sequía. Por ese motivo, en
varias ocasiones fue trasladada en rogativa al convento de capuchinos de Borja,
donde permanecía nueve día en los que se celebraba la Santa Misa y se cantaba
la Salve y las letanías de la Virgen, rezando las preces propias de estos
casos, hasta su retorno a Albeta.
Finalmente, debemos mencionar una antigua leyenda según la
cual, en la Torraza (torreón existente donde ahora se levanta el Centro de
Interpretación del valle del Huecha) fue escondido un “toro de oro” que nunca
ha sido encontrado. Ahora, en ese centro, se recrea la leyenda entre los niños
que deben buscar al famoso toro, del que se ha fabricado una figurilla dorada
que se esconde en las dependencias del mismo y los pequeños se afanan en
encontrar, incitados por Dª. Eva Frago.
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