El pasado día 26 de febrero, publicamos la información que
nos había remitido Pedro Domínguez Barrios sobre una antigua presa “redescubierta”
en Alberite de San Juan. No ha faltado quien haya comentado que se trataba de
la antigua canal de Magallón, derribada por la “huechada” de 1871. A ella
dedicaremos un próximo artículo, pero mientras tanto Pedro, con el entusiasmo
que le caracteriza, a pesar del confinamiento al que, como todos, se ve
sometido, nos acaba de enviar otro trabajo en el que llama la atención sobre la
almenara que forma parte de ese complejo hidráulico y en cuya recuperación está
empeñado, dado que se trata del elemento más valioso que, a pesar de encontrarse en mal estado, aún es
posible conservar.
De planta sensiblemente rectangular, tiene unas dimensiones
exteriores de 2,78 x 2,58 metro y una
altura máxima de 2,40. El interior es un reducido espacio de 1,50 x 1,59 metros
y está dividido en dos niveles; el inferior para el cruce de acequias y el de
acceso a nivel del terreno.
Se
cubre con una compleja bóveda de cañón con eje norte-sur. La puerta de acceso se abre en la fachada norte. En el
nivel inferior, se distingue perfectamente la entrada de la acequia principal
(por su lado oeste) y las dos derivaciones,
una en su prolongación, y la otra girando al sur (hacia la presa).
La principal tiene un ancho de 80 cm, mientras
que las derivaciones de 20. Hoy en día sigue atravesándola una acequia, pero no
con su función original. Todo ello se aprecia muy bien en las plantas que ha
dibujado.
Llama
la atención el espesor de los muros en ambos niveles, en proporción a su
planta, de unos 90 cm en el nivel de las aguas y de 60 en el acceso. La acequia
principal, penetra en la almenara por arcos de ladrillo rebajados, del mismo
espesor que los muros que atraviesan, y vistos al exterior. En paralelo con
esta, existen dos oquedades en los muros como para alojar un eje, la del muro
de entrada lo atraviesa, quedando al exterior como una pequeña tronera. Las
embocaduras de las derivaciones son de piedra trabajada en sillería, con sus
acanaladuras para alojar las tajaderas, y sobre ellas exteriormente también se
aprecian arcos de ladrillo, de mayor luz que la anchura actual de estas.
Toda
la almenara está construida en mampostería de piedra de río y ladrillo,
reservando este para el umbral del acceso, tres hiladas decorativas a media
altura y en el dintel de las jambas del acceso, y en dos de las capas de la
bóveda. El cabecero o dintel es de tres piezas de madera, para abarcar el
grueso del muro, y queda visible el hueco circular o gorronera de la puerta,
hoy desaparecida.
La
bóveda de cubrición es la parte más
singular y graciosa de la obra. Está formada por 3 hojas paralelas de distintos
espesores: una primera de cañizo enlucida en su intradós o parte vista, a modo
de cielorraso; sobre ella una hoja de ladrillo de módulo 17x 36 x 4, colocado a
tabla a modo de zanca de escalera, asentado con mortero sobre el cañizo y
reforzado con piedras planas en los hombros o arranque de la bóveda; finalmente
y sobre otra gruesa capa de mortero se coloca la última hoja del mismo ladrillo
pero de canto, en sentido longitudinal al eje de la bóveda y a matajuntas, quedando vista al exterior, una rosca de
ladrillo a tizón de remate curvo de la fachada, conformando una cubierta
realmente bella y única en toda la zona.
Como
puede comprobarse, las fotografías que ilustran el artículo han sido realizadas
en distintos momentos, como consecuencia del seguimiento que sobre esta obra ha
venido realizando Pedro, desde hace años.
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