Ayer, fue San Roque, patrón de muchas localidades que no pudieron celebrar su fiesta en la forma habitual. En Borja, sin embargo, pasó desapercibida, a pesar de ser fiesta votada, como hemos señalado en reiteradas ocasiones.
Fue a
raíz de la terrible epidemia de peste que azotó nuestra ciudad a mediados del
siglo XVII, cuando la ciudad decidió acogerse a su protección, dado que el
Santo ha sido considerado siempre especial valedor ante las epidemias. Por eso,
el Ayuntamiento, entonces aún no tenía el título de “Muy Ilustre”, hizo voto
perpetuo de celebrar todos los años su fiesta y acudir en corporación a la
procesión en la que el 16 de agosto de 1777, desfiló por primera vez la imagen
que había encargado y que se conservaba, junto con la de San Juanico (otra
fiesta votada) en el despacho del Sr. Alcalde, del que fue retirada
recientemente para llevarla al Museo de la Colegiata.
En la
edición de ayer de El Periódico de Aragón,
el historiador D. Luis Negro Marco, recordó que San Roque era el “abogado
contra las pandemias”, desde que los obispos reunidos, en 1414, en el Concilio
de Constanza, lo sacaron en procesión y cesó la epidemia de peste que azotaba a
esa ciudad.
Los
avances de la ciencia médica han propiciado que, poco a poco, nos hayamos
olvidado de los Santos pero, quizás, ante casos en los que las esperadas
respuestas a muchos interrogantes tardan en llegar, no estaría de más que
volviéramos a impetrar su protección, sin dejar a un lado los trabajos
encaminados a buscar la solución científica para las epidemias pues, como dice
el viejo refrán: “A Dios rogando y con el mazo dando”.
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