Ayer, aprovechando la soleada mañana, Jaime Suñer se desplazó al Santuario de Misericordia para conocer la ermita del Calvario que, aunque por su cronología, no incluirá en su Trabajo de Fin de Máster, es un monumento al que, los acostumbrados a verlo habitualmente, no le concedemos la importancia que merece.
Porque
no son muchos los templos de planta circular existentes en España, a pesar de
lo cual no ha merecido todavía un estudio académico en el que se estudie su
arquitectura y las circunstancias relacionadas con su construcción, sobre la
que existe la suficiente documentación.
Y todo
ello en un enclave privilegiado, en medio de un pinar por el que discurre el Via Crucis que tiene su fin en la ermita y con miradores desde los
que se pueden contemplar un amplio panorama del valle del Huecha y también del
Ebro, aunque la calima reinante no era propicia para la realización de
fotografías.
Estuvo
después en el Santuario, aunque las actuales circunstancias le impidieron ver
la iglesia que, como consecuencia de la epidemia, permanece cerrada. Pero, como
era la primera vez que estaba en ese lugar, le llamó la atención la belleza del
mismo.
Fotografíó el estanque que no tiene el surtidor de antaño y los patos que ahora habitan allí que no sabemos a qué especie pertenecen.
Le
llamó la atención la limpieza de la plaza y los paseos próximos, a pesar de la
estación. Pero es que, en esos momentos, estaban siendo limpiados
cuidadosamente por miembro de la brigada municipal.
Labor
encomiable a la que hay que sumar los trabajos de restauración del pilar de San
Miguel que sigue su curso, facilitados por los semáforos que ha instalado el
Ayuntamiento para garantizar la seguridad de la excelente restauradora que los
está llevando a cabo.
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