El
Centro de Estudios Borjanos tiene su sede en la Casa de Aguilar, de la que
ofrecemos esta bonita fotografía que fue realizada por el gran fotógrafo D. José
Ignacio Iguarbe Lázaro en una visita efectuada a nuestra ciudad en 2019 y que
no recordamos haberla publicado en el blog.
Este magnífico edificio fue donado al hospital Sancti Spiritus por voluntad de su última propietaria Dª. María de Aguilar y Alabiano, disposición testamentaria que cumplió su esposo que le sobrevivió cinco años.
Tras
ser enajenada por el hospital, sus salones fueron reutilizados para acoger
viviendas de escasa calidad hasta que, cuando la casa se encontraba ya en grave
riesgo de perderse, la adquirió la Diputación Provincial y una vez restaurada,
fue inaugurada el 1 de abril de 1999 como sede de nuestro Centro.
El
retrato de Dª. María de Aguilar se conserva en el Salón de Actos que, en su
época, fue el gran salón de recepciones de su palacio. Conocemos por lo tanto
su imagen, a través de esta obra que, como el Dr. Aguilera ha señalado, tiene
mayor interés que el que hasta ahora le ha sido concedido.
Sabemos
también bastantes datos de su biografía, aunque merecería un estudio más
detallado, al igual que su linaje al que, como otros muchos de Borja no se le
ha dedicado atención, dándose la circunstancia que ni siquiera conocemos la
identidad de quienes edificaron algunos de los más importantes edificios de
nuestra ciudad.
De
los Aguilar borjanos conservamos la casa que tenían en la calle Mayor y, por
supuesto, este edificio en la plaza que ahora lleva el nombre de Dª. María,
donde posiblemente nació el 16 de agosto de 1764.
Era
hija de D. Melchor de Aguilar y Ayerbe que, en 1760, había contraído matrimonio
con Dª. María de Alabiano, perteneciente a una distinguida familia de Tarazona
que tenía su residencia en el Cinto de esa ciudad.
Dª.
María quedó huérfano de padre a temprana edad y el Dr. D. Alberto Aguilera
localizó el testamento de su padre en el que, como informamos hace cinco años se
relacionan los bienes recibidos, pudiendo de esta forma conocer datos precisos
sobre el ajuar de la casa y los elementos que componían el mobiliario y
decoración de la misma. De igual forma, se aporta información sobre el entorno
de la casa que, por otra parte, se ubica en lo que, ya en aquellos momentos,
era conocida como “plaza de Aguilar”.
Ahora,
nuestro compañero D. Javier Palacios Moya, del Centro de Estudios de la Tierra
de Ágreda y el Moncayo soriano, nos ha
remitido un documento que viene a completar la información que teníamos sobre
el matrimonio de Dª. María de Aguilar.
Fue
el propio Alberto Aguilera quien localizó las capitulaciones matrimoniales
entre Dª. María y D. José Joaquín Rodríguez Portocarrero y Soracoiz, natural de
Ágreda, con quien contrajo matrimonio por poderes, en su domicilio de Borja, el
22 de septiembre de 1785, estando representado el novio por D. Antonio Pasqual
Alabiano, Regidor perpetuo de la ciudad de Tarazona y, sin duda, pariente de la
novia.
Ignoramos las razones por la que se utilizó esa fórmula que no era infrecuente cuando la distancia u otra causa grave obligaban a ello. Pero Ágreda esta cerca de Borja y el novio se encontraba allí como viene a demostrarlo el documento que nos ha sido remitido que, fechado tres días después, corresponde al consentimiento de un sacramento que ya tenía valor canónico.
Veamos
las novedades que aporta. En primer lugar que tuvo lugar “en el término de
Valverde desta villa de Ágreda”. Actualmente hay una pedanía que lleva el
nombre de Valverde de Ágreda, pero sobre este topónimo va a ser publicado un
artículo en la revista del Centro de Estudios de la Tierra de Ágreda.
Del
novio se dice que era natural de Ágreda e hijo de D. Francisco de Paula
Rodríguez Portocarrero y de Dª. Ana María de Saracoiz, Portocarrero, Silva,
Correa y Tapia, miembro por lo tanto de familias muy distinguidas. Era “Alférez
Mayor de los Peones de Castilla” un cargo de larga tradición medieval que, a
finales del siglo XVIII, era ya puramente honorífico.
La
ratificación del matrimonio se llevó a cabo en presencia de D. Mariano Lázaro,
que era canónigo de la colegiata de Santa María de Borja y miembro de otra
importante familia de nuestra ciudad, desplazado al efecto hasta Ágreda.
Fueron
testigos D. Antonio Castejón, D. José de Val y D. Cristóbal Valero, aunque como
hemos señalado la ratificación no era necesaria pero el motivo principal que
les llevó a Ágreda era la celebración de la misa de velaciones.
Como
se indica en el documento, dicha misa la celebró en ese mismo lugar el canónigo
Lázaro, con licencia del párroco de Ágreda D. Anselmo de Campos que firmó la
anotación en el correspondiente libro de matrimonios.
Debemos
recordar que, en aquella época, el matrimonio tenía tres fases: los esponsales,
el matrimonio propiamente dicho en el que los cónyuges, ministros del mismo,
otorgaban el consentimiento, tras el escrutinio realizado por el sacerdote en
cuya presencia se celebraba, para comprobar que accedían a él libremente y con
perfecto conocimiento del sacramento. La tercera fase era la llamada misa de
velaciones que, para reforzar el carácter sagrado del matrimonio se celebraba
en días posteriores y cuyo nombre se debía al velo que se colocaba sobre la
cabeza de la esposa y los hombros del esposo, tras el rezo del Padrenuestro y
hasta recibir la bendición nupcial.
Para
las Misas de Velaciones se empleaba la Misa Votiva pro sponsis y no se podía celebrar en tiempos penitenciales como la
Cuaresma o el Adviento, los domingos ni en determinadas festividades.
Curiosamente, no se permitía a los esposos consumar el matrimonio hasta que
hubieran asistido a esa Misa.
Agradecemos
a D. Javier Palacios Moya la remisión de este documento que ofrece nueva
información sobre la que fuera propietaria del edificio de nuestra sede.
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