En la postal de 1970 ya se intuye, aunque no se advierta plenamente, el lamentable estado en el que se encontraba entonces el castillo de Fuengirola, llamado también castillo Sohail, en referencia a la antigua ciudad de Suel donde se levantó.
De
origen musulmán, pues fue Abderramán III quien construyó la primera torre
defensiva, junto a la desembocadura del río Fuengirola. Posteriormente, los
almorávides dieron forma a una ciudadela circundada por anchos muros,
flanqueados por torres cuadrangulares, la más alta de las cuales protegía el
acceso.
Reconquista
en 1485, la fortaleza fue objeto de numerosos ataques de piratas berberiscos,
pero los mayores daños le fueron ocasionados en el transcurso de la Guerra de
la Independencia cuando, al evacuarla, los franceses volaron una de sus torres
y parte de los muros.
En
el siglo XIX pasó a manos privadas y aunque fue utilizado en diversas
ocasiones, poco a poco, terminó arruinándose por completo. Su último propietario
decidió acometer en 1969 algunas obras de restauración, pero quien se enfrentó
con ese problema fue el Ayuntamiento de Fuengirola al adquirirlo en 1989.
Los
trabajos de restauración corrieron a cargo de una Escuela Taller, entre 1995 y
1997 que centró sus actuaciones en el perímetro del castillo, murallas y
torres, dado que nada quedaba de su interior, salvo restos de muros de algunas
construcciones.
No
obstante, la amplia explanada que delimitan las murallas fue acondicionada para
servir de escenario de conciertos y otros actos culturales que, con gran éxito,
vienen celebrándose desde entonces todos los veranos.
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