La última escena tuvo lugar en la plaza de Santa María, recreando el verdadero motivo por el que los Reyes vinieron y permanecieron en nuestra ciudad durante varios días, la celebración de la primera y última Junta General de la Santa Hermandad, que había sido creada poco antes, a imagen de la que ya existía en Castilla y que tuvo lugar en el interior de la colegiata de Santa María, situada junto a la plaza.
Esta
fuerza, creada para la represión del bandolerismo que infestaba los caminos fue
el primer cuerpo policial organizado en Europa y se caracterizaba por las
mangas verdes de su uniforme, las cuales dieron origen a algunos ocurrentes
dichos.
Recordando
aquella Junta celebrada en Borja, D. Fernando se dirigió a los cuadrilleros,
nombre por el que eran conocidos, haciendo alusión a las dificultades
encontradas para realizar su trabajo que, en definitiva, fueron las que
provocaron su extinción en Aragón, al considerar la nobleza que menoscababan
sus privilegios.
El acto finalizó con la renovación del
juramento de lealtad por parte de la fuerza y también por nuestra cámara que,
inoportunamente, dejó de funcionar cuando el monarca se dirigía a ellos.
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