El futuro del Parador de Veruela se ha convertido en un tema recurrente, dado el retraso que acumula su entrada en servicio, a pesar de que las obras finalizaron hace algún tiempo, aunque quedan pendientes algunos detalles complementarios y la adecuación de los espacios interiores.
El
pasado lunes, José Luis de Arce volvió a ocuparse de este asunto en Heraldo de Aragón, expresando su
extrañez por la falta de una explicación concluyente para ese retraso de casi
catorce años. Es cierto que en los Presupuestos Generales del Estado para 2022,
en trámite parlamentario, figura una partida de 2,5 millones de Euros para las
obras. José Luis de Arce considera que es muy elevada para la construcción de
la escalera de incendios que falta, aunque en realidad está destinada a la adquisición
e instalación del mobiliario. Lo que ocurre es que esa misma partida ya
figuraba en presupuestos anteriores, sin que fuera ejecutada.
Sin
que estemos seguros de ello, creemos que el Parador llegará a inaugurarse
(aunque no sepamos cuándo). Pero no nos caben dudas acerca de las reservas
expresadas por Turespaña, que es quien gestiona la Red de Paradores, acerca de
su viabilidad, dado que se trataría de un establecimiento de elevada categoría
que va a exigir un determinado nivel de personal (con su lógica repercusión en
el coste del alojamiento) y cuya ubicación no parece garantizar el suficiente
nivel de ocupación a lo largo de todo el año. Aunque para su entrada en
funcionamiento se aducen importantes razones “políticas”, no debemos olvidar
que, cuando se está exigiendo rentabilidad a la red de paradores, sus
responsables se hayan manifestado sobre el lastre que representan algunos de
ellos, viéndose obligados a cerrar varios meses al año.
Para
quienes piensen que la inversión realizada es la mejor garantía de que todo
llegara a buen término, recordamos el caso del castillo de Fuensaldaña al que
hoy dedicamos un artículo en donde, en 1969, se iniciaron las obras de
acondicionamiento para su empleo como Parador y, en 1977, tras una inversión
muy cuantiosa y cuando estaba terminado y equipado se tomó la decisión de
cancelar el proyecto y nunca llegó a abrirse como alojamiento. Deseamos fervientemente
que ese no sea el caso de Veruela, dada la incidencia que su apertura debe
tener en el turismo de nuestra zona.
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