martes, 3 de mayo de 2022

La Virgen de la Peana recorrió las calles borjanas

 

         Tras el paréntesis impuesto por la pandemia, había una enorme expectación por ver de nuevo en las calles de Borja a su Patrona, Ntra. Sra. de la Peana, que en la noche de su día grande preside esa explosión de fervor popular que es el Rosario de Cristal, declarado Fiesta de Interés Turístico. Cuando el farol de la Cruz que encabeza la comitiva hizo su aparición por la puerta del claustro de la colegiata eran numerosas las personas congregadas tanto en ese lugar como a lo largo de todo el recorrido. Como se recordará, este farol fue donado por el II marqués de Borja (título que nada tiene que ver con nuestra ciudad, sino con su apellido).




         Siguen después el farol de Santo Domingo de Guzmán, fundador de la Orden de Predicadores y difusor del rezo del Santo Rosario, que fue donado por la Congregación Mariana, y el llamado “farol del clero” ya que fue la contribución de los sacerdotes de la ciudad cuando se creó el Rosario de Cristal. Este año, el de Santo Domingo era llevado por los alumnos del Colegio Público.






         El Rosario de Cristal de Borja está integrado únicamente por los cinco Misterios Gloriosos, representados por otros tantos faroles que, como todo el conjunto, fueron construidos en los Talleres Quintana de Zaragoza.

         El primer Misterio fue donado por el cardenal D. Vicente Casanova y Marzol, Hijo Predilecto de Borja y, actualmente lo lleva la cofradía de San Bartolomé, vistiendo sus portadores el traje de danzantes. El segundo Misterio fue donado por la Cooperativa de Consumo Nuestra Señora de la Peana (ya desaparecida) y ahora lo lleva la cofradía de Santa Lucía. El tercer Misterio fue un regalo de Dª Francisca Remón, cuyo nombre figuraba en la parte posterior del mismo, aunque indebidamente fue reemplazado por otro que hace referencia a la cofradía del Carmen que es quien lo lleva ahora. El cuarto Misterio fue donado por D. José María Otegui y en su parte posterior, junto con su nombre aparece el emblema de la Adoración Nocturna y merece destacar este hecho, dado que D. José María Otegui Chueca, fue el fundador de la Sección de Borja, ciudad en la que había nacido. La Guerra Civil le sorprendió en Madrid, donde fue detenido y conducido a la checa de la calle Duque de Sexto, donde tras ser torturado fue asesinado en la noche del 7 de noviembre de 1937. Finalmente, el quinto Misterio fue la contribución del Sindicato Agrícola Católico, una entidad impulsada por la Iglesia que dio origen posteriormente a la Cooperativa Agrícola Católica, más tarde redenominada Cooperativa Agrícola de Borja que lo sigue llevando.




         Detrás del farol de cada Misterio desfilan los correspondientes faroles de mano de los Padre Nuestros, Ave Marías y Glorias, siendo acompañados también por personas ataviadas con el traje regional. Hubo un tiempo en la presencia de fieles en el Rosario era multitudinaria. En el Centro conservamos registros de aquellos años en los que podíamos contar a cerca de 3.000 personas que portando velas encendidas formaban parte de la comitiva, mientras por los altavoces instalados a lo largo del recorrido se rezaba el Rosario. Ahora, prefieren presenciar su paso, agolpados en calles y plazas o esperar el regreso a Santa María, sentados en la nave central que ayer pudimos ver completamente llena mucho antes de la llegada de la Virgen. Como dato anecdótico, un descuido de los regidores de la procesión provocó que los faroles de mano del cuarto y quinto Misterio desfilaran juntos.




         Después del quinto Misterio, desfilan lo faroles de la letanía, llevados por los descendientes de quienes los donaron o los jóvenes que se ofrecieron para ello, como Sergio Gracia que procede de El Pozuelo de Aragón.



Tras los faroles de las jaculatorias finales, sale otro de los grandes faroles de nuestro Rosario, el de la Salve, donado por D. Francisco Serrano, un destacado borjano cuyo recuerdo se ha ido difuminando hasta el punto de que no conocemos su segundo apellido. El que en la parte anterior del farol figure la imagen de la Virgen de Misericordia y la de San Babil nos indica su vinculación con el Santuario de Misericordia y con la histórica que allí tenía su sede canónica. Lo lleva el Sindicato de Riegos y, como cada año, ese gran devoto ainzonero que es D. Juan Pablo, ayudó a portarlo. Viene a continuación este curioso y bonito farol que es anterior a todos los restantes, pues participaba en la procesión, antes de que se construyera el actual Rosario.



Pero, el más importante es sin duda el “farol de la Ciudad” que fue la aportación del M. I. Ayuntamiento al Rosario. Su construcción fue acordada en sesión del 18 de febrero de 1928, siendo Alcalde D. Dionisio Pérez Viana, y su importe fue de 1.500 pesetas de la época, una cantidad elevada con la que no dudaron en contribuir. Desde ese año de 1928 en que tuvo lugar la primera aparición pública del Rosario, lo llevan los miembros de la Brigada Municipal. En su parte anterior aparece la imagen de la Virgen y en la posterior el escudo de la ciudad, mientras que en la inferior se incluyeron fotografías de Borja que, en aquellos tiempos, constituyó toda una innovación.






         Detrás del farol de la Salve desfilan las banderas y estandartes de todas las cofradías y asociaciones religiosas de la ciudad y, tras el farol antiguo de la Virgen, lo hacen las representaciones de las Hermandades de Zaragoza y Barcelona que, desde hace años, han estado presentes en el Rosario, trasladando sus fiestas a los domingos posteriores. 



         Precediendo al trono de la Virgen marchan el pendón de la ciudad y la bandera de la Asociación de Ntra. Sra. de la Peana. Respecto al primero, nunca hemos llegado a comprender el lugar que ocupa, separado de la corporación municipal y, subordinado al de la asociación. 





         Es tradicional la presencia de los niños y niñas que han realizado su Primera Comunión en el año. Antes llevaban canastillas con pétalos de rosa que iban arrojando por el trayecto, los cuales se sumaban a los que arrojaban desde los balcones al paso de la Virgen. Ya, junto al trono de la Virgen, marchan los mayordomos, con cirios encendidos. 



   

         El momento esperado fue el de la aparición de la Virgen de la Peana por la puerta del claustro, a los acordes del himno nacional, interpretado por la Agrupación Musical Borjana, entre los aplausos del público.



         Tras la imagen de la Virgen, el clero con el párroco D. José María Sánchez Becerril presidiendo la procesión y el Vicario General de la Diócesis D. Javier Bernal, junto con otros sacerdotes del arciprestazgo. Llamó la atención el puesto que ocupaba el Vicario General y la ausencia de un ornamento litúrgico propio de estos actos como es la capa pluvial que ha debido caer en desuso por el cambio climático.





         Pero lo que causó verdadero impacto fue ver a la mayor parte de la corporación municipal vistiendo trajes regionales de gran riqueza y variedad, destacando el hecho de que, como es habitual en estas ocasiones, el traje femenino se complementa con el uso de la mantilla. 



         Del recorrido por la ciudad ofreceremos mañana las imágenes que nos ha remitido Enrique Lacleta, ya que permanecimos en Santa María, a la espera de poder dejar constancia de la emocionante entrada de la Virgen, al finalizar su paseo triunfal por las calles borjanas.






 






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