Como se habrán percatado nuestros lectores, todos los artículos que han venido apareciendo en nuestro blog durante los días en que hemos permanecido en Menorca, fueron redactados con anterioridad a nuestra salida utilizando preferentemente los materiales recopilados en el transcurso de las visitas que efectuamos a varias localidades de la zona: Novillas, Luceni, Boquiñeni, Añón y Alcalá de Moncayo.
Cuando estuvimos en Novillas, quisimos
dejar constancia del estado en que encuentra uno de sus monumentos más
importantes, la antigua casa conventual de la Orden Hospitalaria de San Juan de
Jerusalén, de Rodas y de Malta y, en primer lugar, nos dirigimos a la parte
posterior por el sendero que parte de las proximidades del campo de fútbol. El
campo estaba precioso y el verde de la vegetación constituía la nota
predominante.
Junto a la fachada un tamariz en plena
floración y la yedra envolviendo parte de la fachada, aunque una parte de ella
estaba seca. El monumento se mantiene inalterable a la espera de que se ponga
en marcha algún procedimiento para evitar su progresiva degradación.
Casi envueltos por la yedra, los venerable
sillares de lo que fue castillo templario y luego hospitalario, encargado de
vigilar la frontera aragonesa en esta zona de la raya, sirviendo de avanzadilla
al de Mallén, de mayores dimensiones.
Se da la circunstancia de que, en
Novillas, el único monumento que goza de protección monumental es el “Fortín” o
fuerte fusilero que fue declarado Bien de Interés Cultural con otros castillos
aragoneses en 2006, pero este otro y el torreón islámico no fueron incluidos.
Gozan, en teoría, de la declaración genérica que les otorgan las Leyes de Patrimonio,
tanto nacional como autonómica, pero bien merecerían ambos una declaración específica.
En la parte anterior, la situación
sigue siendo también la misma. Recordamos que la fachada reproduce un modelo
similar al de la iglesia de Ambel (también posesión de la Orden del Hospital) y
la Casa Consistorial de Tabuenca, aunque en el caso de Novillas el número de
arcos no se dobla en cada planta, pues tanto la baja como la primera tenían los
mismos: tres, posiblemente por que el corto espacio disponible hubiera
provocado que en la segunda los vanos hubieran sido muy pequeños en el caso de
haber tenido que ser doce.
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