Heraldo de Aragón informaba recientemente de una iniciativa del Gobierno de Aragón en defensa del patrimonio funerario. En concreto, la Directora General de Patrimonio, Dª. Marisancho Menjón, había remitido una carta a 731 Ayuntamientos, instándoles a conservar las lápidas históricas que existen en sus cementerios.
Según afirmaba en el comunicado, se ha
podido constatar que, en algunos de ellos, “quizás por desconocimiento del interés
que reviste ese patrimonio” no se ha puesto especial cuidado en su conservación,
a pesar de que es algo “único en Europa”.
D. Juan Carlos Navarro, miembro de la Asociación Cultural “Círculo de la Libertad” que aboga por la defensa de esos elementos del arte funerario, señaló que las lápidas de cerámica son “piezas fantásticas” para cuya fabricación se requería una técnica depurada.
Aunque las hay en otros cementerios de
nuestra comarca, vamos a ofrecer imágenes de algunas piezas significativas de
los de Borja y Fréscano. En nuestra ciudad, la más antigua data de 1858 y tiene
un enternecedor poema dedicado a la esposa (fallecida a los 36 años) y a su
hija (muerta a los siete) por el marido y padre de ellas.
Es muy bonita, como también lo era otra
muy famosa que desapareció inexplicablemente, asociada a la supuesta historia
de la persona enterrada viva.
De 1860 es esta lápida, al igual que la
de la primera imagen, ambas muy interesantes y que, por sus características, es
probable que fueran elaboradas en el mismo taller, pues no creemos que hubiera
muchos dedicados a estas tareas.
En Fréscano, la más antigua que
encontramos puede ser datada en 1840, año del fallecimiento de D. Joaquín
Gaviria, aunque también hace referencia a D. Faustino Gaviria, muerto dos años
antes.
Ese cementerio de Fréscano conserva una
notable colección de lápidas, más antiguas que las de Borja. De 1848,
encontramos las de Dª. Teresa Mayayo y la de Dª. Josefa Lasautas. Mientras esta
última falleció a los 22 años, la otra lo hizo a los 80, por lo que había
nacido en pleno siglo XVIII.
Varias de ellas, especialmente cuando
corresponden a niñas de escasa edad, tienen poemas, realmente emotivos, que expresan
el dolor de su familia y, al mismo tiempo, el consuelo de que gozan de la gloria
de Dios “sin perder la inocencia” en sus almas.
Muy llamativo es el texto de esta
lápida, dado que indica el que, en la misma sepultura, reposan los restos
mortales de D. Baltasar Cuartero y su segunda esposa Dª. María Ignacia Cuchillos,
junto con siete hijos y nietos. Eran, por lo tanto, nueve las personas allí sepultadas.
Recogemos por último la lápida de fray
Manuel García y Beltrán, fallecido en 1857. Su interés radica en que nos da
noticia de un religioso, posiblemente exclaustrado por la Desamortización de
alguno de los conventos de la comarca (no se menciona la orden), que
seguramente se hizo cargo como párroco o como vicario de la parroquia de Fréscano.
A la vista de la propuesta de la
Dirección General de Patrimonio y del interés de lo que aquí hemos comentado,
quizás sería conveniente la realización de un inventario de todos los elementos
de este tipo de patrimonio existentes en nuestra comarca, incluyendo los panteones
y la escultura funeraria. No creemos que sea un trabajo muy complicado y podría
contribuir a un mejor conocimiento del mismo.
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