Sin duda, el monumento más importante de Pomer es la iglesia parroquial, dedicada a San Miguel, aunque en algunos lugares se afirma que lo es a la Asunción, lo cual no es cierto. El templo actual es fruto de la reforma y ampliación efectuada en el siglo XVI sobre un edificio anterior, posiblemente de origen románico.
Edificada con muros de mampostería y
piedra arenisca, con contrafuertes en los laterales de la nave y en la
cabecera. La torre, de dos cuerpos y planta cuadrada, se sitúa a los pies de la
nave. La portada de acceso se ubica en el segundo tramo de la nave bajo un
frontón curvo sostenido por ménsulas con curiosas figuras de hombres.
De planta con nave única de tres
tramos, cubiertos por bóveda de medio cañón con lunetos, el presbiterio es de
planta semioctogonal con bóveda estrellada de complejo diseño. A los pies se
sitúa el coro, levantado sobre un arco rebajado, apoyado en un pilar central.
Por toda la nave corre una imposta de la que arrancan los nervios de la bóveda
del presbiterio.
Precisamente, esa imposta es la que
marca el tratamiento que se ha dado a los muros, tras una restauración no
demasiado afortunada. Bajo la influencia del “pedregalismo” que, como moda, se
ha impuesto últimamente, fue quitado el revoco de los muros, dejando a la vista
lo que nunca se vio. Afortunadamente, por encima de la imposta se ha mantenido
el enlucido de yeso, pintado en amarillo (otro color de moda) con el despiece
de sillares. Como detalle curioso, en el muro que sostiene el coro, se ha
recreado el mampuesto que no tuvo.
De la antigua iglesia ha quedado el
ventanal cegado que se abre a los pies y posiblemente la pila de agua bendita
que, por su escaso fondo, no parece haber sido bautismal, como algunos
sugieren.
Con motivo de las fiestas, en el presbiterio
se encontraban las peanas con las imágenes de San Roque y de la Virgen, los dos
Patrones. Pero, curiosamente, no era una representación de la Asunción en alguno
de sus modelos iconográficos, sino la Virgen de los Dolores, advocación que
tiene fiesta propia.
El titular del altar mayor es San Jorge
(otro de los Patrones de la localidad) que está representando cabalgando sobre
un corcel blanco, con la espada en la mano, teniendo a sus pies al demonio
vencido.
En el ático, la Virgen en su advocación
de la Asunción, está flanqueada a la derecha por la representación de San
Bernardo, siendo amamantado y, a la izquierda, por la escena de la imposición de
la casulla a San Ildefonso.
En el banco aparece San Juan Bautista
arrodillado ante el Cordero Místico, en una de las casas y, en la otra, San
Juan Evangelista con el águila que es su atributo personal.
A la derecha de la nave, frente a la
puerta de acceso al templo, se encuentra la capilla en la que habitualmente se
venera la imagen de la Virgen de los Dolores, en un retablo que tiene en su
ático a San Miguel y, a ambos lados, a San Agustín y a Cristo ¿?
Muy interesante es el retablo de la
Virgen del Rosario, cuya imagen lo preside, teniendo en sus calles laterales a Santo
Domingo de Guzmán y a San Francisco de Asís, con el habitual Calvario en el
ático.
En el banco, tres escenas relacionadas
con la vida de la Virgen: La Anunciacion, la Visitación a su prima Santa Isabel
y, en el centro, el Nacimiento de Jesús. En las basas de las columnas, los cuatro
Evangelistas y dos santos penitentes.
A la derecha de ese retablo hay un
lienzo que representa el momento de la estigmatización de San Francisco de Asís
en el monte de la Verna. El Santo arrodillado muestra sus manos al Serafín que
aparece en el cielo, quedando impresas en ellas las llagas de la Pasión de
Cristo. Junto a él se encuentra el hermano León, que le atendía, en actitud de
leer el Evangelio, lo que realizaba cada día en un libro que se conserva. A la
derecha el mismo hermano sentado a la espera de acercarse al Santo, siguiendo
las indicaciones que le había dado. Lo que es ajeno al relato es la imagen de
la Virgen con el Niño que aparece en la parte superior, vestida con manto y que
puede corresponder a una advocación de la zona.
A la izquierda del presbiterio se
encuentra este retablo dedicado a la Sagrada Familia, aunque en su lienzo
central también está representada la Santísima Trinidad: El Padre, rodeado de
ángeles en un rompimiento del cielo y, debajo, el Espíritu Santo en forma de
paloma. En el ático está San Ramón Nonato con la muceta de cardenal, llevando
en su mano derecha la custodia u ostensorio con la que se le representa por su
gran devoción a la Eucaristía. En la mano izquierda, una palma con tres coronas
que hacen referencia a la virtud de la castidad, a su elocuente predicación y al
martirio, aunque no murió a causa de él, pero fue sometido a diversos padecimientos.
Frente a él, al otro lado del presbiterio,
este otro retablo que representa la Venida de la Virgen del Pilar a Zaragoza.
En lo alto la Virgen, rodeada de ángeles. De rodillas Santiago y uno de los
Santos Varones, a la izquierda, mientras desciende del cielo, no sólo el Pilar,
sino la propia imagen de la Virgen, un evidente anacronismo. Al fondo se ve una
representación de Zaragoza, con el puente de Piedra y, a la derecha se
encuentra, también arrodillado, San Antonio de Padua con el Niño en su brazo
derecho y las azucenas que son su atributo personal.
Cerramos este breve recorrido por el interior del templo con estas imágenes del Calvario, San Jorge, San Andrés y San Isidro, de diferentes épocas y estilos.
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