Esta escultura hiperrealista en la que
está representado San Juan Pablo II derribado por un meteorito, fue objeto de
una gran polémica que no sólo se circunscribió al tema elegido, sino a la
propia autoría de la obra.
El título de esa sorprendente creación era “La ora nona”, en referencia a la hora en la que murió Cristo, la misma en la que el artista veía caer al Papa aplastado por una roca venida del cielo.
Pero ¿Quién era el autor de esta
irreverente obra? La idea había surgido del italiano Maurizio Cattelan, un
provocador artista que también había realizado otra estatua de Hitler
arrodillado, pidiendo perdón. Pero el artista que, en realidad materializó su
idea fue el francés Daniel Druet que quiso hacer valer sus derechos de
propiedad intelectual. El asunto llegó a los tribunales quienes, finalmente, se
decantaron por el italiano lo que representó un gran alivio para los defensores
del llamado arte conceptual, para quienes lo que prima es la idea, por encima
de la persona que la lleve a cabo.
El caso es que la obra fue presentada, por vez primera, en
1999 en una gran sala con el suelo tapizado en rojo y, delante de la escultura,
unos cristales rotos daban la impresión de que el meteorito había entrado por
el lucernario superior.
Cuando se expuso al año siguiente en el Palacio Real de
Milán, el Papa aparecía revestido con casulla y el palio arzobispal. En ambos
casos, asía con ambas manos la férula papal. Tanto la escultura como esos
elementos daban una sensación de enorme realismo por la fidelidad de la
reproducción.
Expuesta en varias ciudades, tuvieron
la osadía de llevarla a Polonia donde despertó furiosas reacciones que
obligaron a dimitir al director del museo y dos diputados intentaron quitar el
meteorito y enderezar al Papa.
Quien lo consiguió fue el escultor
polaco Jerzy Kalina, con otra escultura que fue instalada a la entrada del
Museo Nacional, en la que el Papa erguido levanta el meterorito sobre una
fuente teñida de rojo. El artista manifestó que, en modo alguno, podía
representarse a San Juan Pablo II como un viejo impotente aplastado por un
meteorito, sino como un titán dotado de una fuerza sobrehumana".
Pero aquella polémica ha vuelto a
suscitarse ahora, con otra obra que también tiene a un Papa como protagonista;
en este caso el Papa Francisco. El autor de la misma es el artista chileno
Pablo Maire y acaba de ser presentada en la Aguafuerte Galería de la capital de
México.
En realidad, está compuesta por tres
esculturas. En la primera de ellas, el Papa sostiene entre sus brazos a un
niño; en la segunda sonríe mientras lo deja caer al suelo; y en la tercera ríe
con fuerza teniendo a sus pies al niño destrozado.
¿Qué significa este esperpento? En
opinión del autor que lo ha titulado “Chao, tradición” (sic), pretende ser una crítica
a la Iglesia católica y sus jerarcas por perpetuar un modelo "violento y
anacrónico".
En realidad, no deja de ser un ataque
más dirigido contra la Iglesia y las explicaciones del autor corroboran esta
opinión. Según el artista chileno se inspiró en una obra del activista chino Ai
Weiwei que, como protesta contra el régimen chino, tiró contra el suelo un
valioso jarrón de la dinastía Han, destruyéndolo por completo.
En este caso, frente a ese gesto que pretendía mostrar la
destrucción de la tradición china, el provocador chileno lo traslada a la
tradición católica, haciéndola responsable de los numerosos casos que han
afectado a niños, especialmente en Chile.
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