Lo destacó el Párroco D. José María Sánchez Becerril, al finalizar el Entierro de Cristo. El éxito alcanzado este año por la Semana Santa borjana ha sido más importante porque se partía de unas condiciones muy adversas que, en algún momento hicieron temer el que no pudiera llegar a realizarse de la forma habitual.
Pero, fue la mayor parte de las
cofradías quienes, dando ese ejemplo de unidad al que hacía referencia el
párroco, hicieron posible el milagro de todo transcurriera con normalidad.
Y esa unidad estuvo simbolizada, de
manera muy especial, en el paso de la Virgen de los Dolores ya que, ante la
posibilidad de que no llegara a desfilar, se hicieron cargo del mismo los representantes
de todas las cofradías.
Era inconcebible que la Virgen no
acompañara a su Hijo en el momento culminante de su Entierro o que dejara de
escuchar esa jota que, desde un balcón de la plaza del Mercado, le cantaron las
hermanas Berta y Yolanda Martínez Gracia.
La Virgen lloró como nunca, en ese
momento y en otros lugares del recorrido (es una imagen articulada). Y no lo
hizo por las razones de aquella conocida anécdota del Cristo de Beja, sino posiblemente,
por ver paliado su dolor, gracias al entusiasmo de los cofrades borjanos.
Que Ella y su divino Hijo tengan
presentes a todos y cada una de las numerosas personas que hicieron posible el
desarrollo de todos los actos de nuestra Semana Santa que, en nuestra opinión y
en la de otras muchas personas, dejará un recuerdo imborrable. Ya era hora de
dejar de cantar como cigarras, para trabajar como hormigas en pro de nuestra
ciudad.
Por cierto, hubo un paso que este año
no participó en el Entierro de Cristo. Pasó desapercibida su ausencia. ¿Cuál fue?
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