A finales de marzo de este año dimos noticia de los robos perpetrados en la iglesia parroquial de Sádaba, en los que los autores no se habían llevado ninguna obra de Arte de importancia, aunque habían revuelto completamente los calajes y armarios de la sacristía.
Comoquiera que, poco antes, habían
tenido lugar otro en la ermita de la Virgen del Puy de Mallén y teníamos
noticia de otros en templos cercanos, nos preguntábamos si estas profanaciones
respondían a la actuación de una misma banda, cuyos propósitos no parecían
corresponder a los de épocas ya lejanas.
Ahora, la Guardia Civil ha resuelto el caso,
deteniendo a dos jóvenes de 19 y 20 años, vecinos de Madrid y de una localidad
de la provincia de Toledo, aunque están siendo investigadas otras dos personas,
todos ellos autores de al menos 16 robos en iglesias de Navarra, Huesca, Teruel
y Zaragoza en los que, al parecer, lo único que les interesaba era el dinero en
metálico.
Aunque la operación no está cerrada,
por el momento, la prensa regional ya ha informado de las primeras detenciones,
por la que hay que felicitar a la Guardia Civil que no ha tardado en resolver
unos casos que habían provocado la lógica preocupación.
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