Entre nuestros lectores los habrá creyentes y ateos, así como un amplio grupo de personas que se consideran indiferentes ante el hecho religioso. Pero quizás, entre unos y otros habrá quienes, en algún momento de su existencia, se hayan interrogado acerca del origen del universo. Respecto a esa cuestión, las respuestas de pensadores y científicos han sido diferentes, en función de sus propios planteamientos. Pero, al margen de las creencias religiosas, el problema se circunscribe a aceptar la existencia de un Ser superior que intervino en la creación del Universo o a considerar que no es preciso, dado que ella responde a una dinámica propia que puede ser explicada por medios físicos.
Ahora, ha llegado a nuestro poder una
obra que creemos puede ser interesante para cualquier tipo de lector. Lleva por
título Dios, la Ciencia, las pruebas. El albor de una revolución. Acaba
de ser traducida al castellano y va ya por la tercera edición. Viene precedida
por el enorme impacto causado en Francia, donde en muy poco tiempo se han
vendido 250.000 ejemplares.
Sus autores son dos famosos
empresarios, con formación de ingenieros, Michel-Yves Bolloré y Olivier
Bonnassies. Ambos se definen como creyentes, aunque Olivier fue ateo en su
juventud. Por otra parte, el libro ha sido prologado por un Premio Nobel de
Física, Robert W. Wilson, que es agnóstico.
En la primera parte, que consideramos
sumamente interesante, analizan las numerosas teorías que han intentado dar
respuesta al origen del Universo, para llegar a la conclusión que las grandes
revoluciones científicas, como la termodinámica, la mecánica cuántica, la
relatividad, el Big Bang, la expansión del universo y la extraordinaria
complejidad de la biología. Todo ello confluye hacia dos conclusiones.
En primer lugar, que el tiempo, el
espacio y la materia, que están interconectados, como demostró Einstein,
tuvieron un comienzo y tendrán un final. Si admitimos que el mundo finalizará
en algún momento (aunque transcurra mucho tiempo), tenemos que admitir que tuvo
un comienzo (explican muy bien las razones).
La segunda conclusión es que, si hubo un comienzo, tuvo que
proceder de una causa externa, que no forma parte de él, ni se rige por sus
leyes. Esto se acerca a la definición de Dios en todas las filosofías y
religiones.
Si, como hemos dicho, la primera parte llega a ser fascinante
en algunos momentos, la segunda nos ha interesado menos. En ella, pretender acercarse
a la existencia de Dios, a través de pruebas al margen de la Ciencia, entrando
ya en el terreno de la Fe. Para ello se basan en aquellas verdades que se
manifiestan en la Biblia y que son humanamente inalcanzables; en la propia
realidad de Jesucristo; en el enigma del pueblo judío, como pueblo elegido que
se ha mantenido a través del tiempo, mientras otros han ido desapareciendo en
la Historia; y en la realidad de los milagros, centrados en el caso especial de
Fátima y aquel sorprendente “baile del sol”, contemplado por millares de
personas.
En cualquier caso, estamos ante un libro que aconsejamos leer
a todos aquellos que sientan inquietud por estas cuestiones.
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